Un congreso analiza la relación de Galdós con el 98

El 6º Congreso Internacional Galdosiano reúne a partir de hoy y hasta el 20 de junio, en Las Palmas de Gran Canaria, a especialistas de todo el mundo para desentrañar algunas de las múltiples facetas de la obra y el mundo del autor de los Episodios nacionales. Impulsado por el Cabildo Insular de Gran Canaria, organizado por la Casa-museo Pérez Galdós y con sede en la Casa de Colón, este sexto congreso -el primero tuvo lugar en 1977 y el quinto coincidió en 1993 con la celebración del 150º aniversario del nacimiento del escritor- propone conferencias, sesiones plenarias, comunicaciones y seminarios agrupados genéricamente bajo el título Galdós y el 98.Germán Gullón, de la Universidad de Amsterdam, inaugura hoy, con la conferencia La sociedad y el texto galdosiano, este congreso, que contará en sus sesiones plenarias con intervenciones de Carlos Blanco Aguinaga, Rafael Gutiérrez Girardot, José María Jover Zamora, Stephen Miller o Carlos Seco Serrano, que dedicará sendos seminarios a las Líneas de investigación galdosiana y a los Epistolarios. Reputados especialistas analizarán tres grandes campos temáticos: Galdós y la literatura finisecular, El teatro de Galdós y Política, estética y sociedad en la crisis de fin de siglo.

La imponente obra de Benito Pérez Galdós (Las Palmas, 1843-Madrid, 1920) ha contado desde sus inicios, y hasta ahora mismo, con entusiastas admiradores y apasionados detractores. Los escritores de la generación del 98 no fueron ninguna excepción: algunos valoraron esta o aquella obra, otros se enfrentaron abiertamente a su legado. Reconstruir y repensar las ambiguas y conflictivas relaciones entre Galdós y el 98 supone así desentrañar muchas claves -históricas, políticas, sociales y culturales- de la compleja transición española del siglo XIX al siglo XX. El ambicioso programa de este sexto congreso recorre, de ese modo, un momento crucial de la historia de este país.

Friso social

No fue ajeno Galdós al ruido de su tiempo. Parte de su aventura literaria consistió en trasladar las vicisitudes de la historia de un país al territorio de la novela. Sus personajes, las tramas de sus obras, los paisajes urbanos que recreó con minuciosidad, los ecos de las comedias y dramas domésticos de su época que trasladó a sus libros contribuyen a que su obra pueda leerse como un gran friso humano y social de la España que le tocó habitar. Muchos de los que vinieron después cuestionaron esa manera de concebir la literatura. El siglo que había entronizado a los narradores omniscientes se iba al garete. Llegaba el siglo XX, otras formas se anunciaban tímidamente: los caprichosos caminos de la memoria subjetiva, el fragmento, la deformación, el grito. Fue entonces cuando a Galdós le tocó convivir con los que habrían de sucederle en el reino de las letras. No fue una convivencia fácil. Y de eso, de sus claridades y tinieblas, va a tratarse estos días en Canarias.