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HACIA LA MONEDA ÚNICA.

Francia arranca a los Quince la promesa de equilibrar el euro con políticas activas de empleo

La maniobra francesa de condicionar la aprobación del pacto de estabilidad, que estaba previsto impulsar ayer en el Ecofin (reunión de ministros de Economía y Finanzas de la UE), a una mayor coordinación de políticas económicas con el objetivo de crear empleo, estaba cantada de antemano. No obstante, provocó un gran revuelo y una reacción muy negativa de las bolsas. Con todo, Francia evitó abrir una crisis de consecuencias muy graves. Y es que no puso en cuestión lo esencial. Su ministro, Dominique Strauss-Kahn, que se estrenaba en el Ecofin, admitió que no pretende "renegociar" el Pacto de Estabilidad -graves multas a los países del euro que incurran en excesivos déficit-, sino "equilibrarlo". En varias ocasiones insistió en que comparte sus "objetivos" y en que debe respetarse la fecha de lanzamiento del euro (1 de enero de 1999).¿Hacia dónde y cómo debe operar ese reequilibrio? Hacia lo económico en detrimento de lo monetario y a través de la potenciación de dos artículos del Tratado de Maastricht, el 102-A y el 103. Éstos se refieren a los objetivos -entre ellos, el mercado único y el fomento de un alto nivel de empleo y de protección social- y a la coordinación de las políticas económicas.

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Consejo de Estabilidad

En el fondo de la iniciativa francesa late un desafío al Bundesbank. Francia rescata así la idea de crear un Consejo de Estabilidad, un directorio que agrupe sólo a los ministros de Economía y Finanzas de los países que accedan al euro y que controle al futuro Banco Central Europeo. Puede ser el mayor punto de fricción con Alemania.Todos sus colegas afirmaron "comprender" las motivaciones primarias de Francia: los compromisos electorales de Lionel Jospin le impiden firmar el Pacto sin que éste sea aprobado antes (el 19 de Junio) por la nueva Asamblea francesa. Celebraron su compromiso con los objetivos últimos del pacto: prolongar para siempre el saneamiento de las finanzas públicas de los países que se incorporen al euro. Casi todos dieron la bienvenida a su propuesta de reequilibrio. Algunos, sin ambages, como el belga Philippe Maystadt: "Hay que completar el Pacto porque eso reequilibrará la Unión Económica y Monetaria".

Rodrigo Rato dio la bienvenida a la idea de dar más poder al Ecofin y resaltó que el Gobierno español "nunca se ha opuesto a considerar la creación de un Consejo de Estabilidad". El italiano Carlo Azeglio Ciampi recordó que "Francia no pretende dar marcha atrás, sino completar el espíritu de Maastricht". "No es contradictorio sanear las finanzas públicas y crear empleo", concilió el luxemburgués Jean-Claude Juncker.

El alemán Theo Waigel fue menos generoso: "Quizá habrá complementos al Pacto, pero éste no será modificado", se avino. Waigel advirtió sobre el peligro de que los mercados financieros reaccionen mal ante las dudas. "No hace falta que les recuerde lo que ha ocurrido en los últimos años", les dijo, y puso trabas a incluir las políticas de empleo.

La presidencia holandesa hizo de tripas corazón. "Hay un consenso para que junto al Pacto de Estabilidad se incremente la coordinación de políticas económicas. En ese espíritu vamos a intentar hacer una declaración o resolución que pondrá en evidencia que desde una mayor coordinación de políticas económicas se debe promover el crecimiento y el empleo. Espero que en Amsterdam haya un acuerdo sobre el conjunto", afirmó el presidente del Consejo, Gerrit Zalm.

Aunque admitió que Francia no ha dado garantías de que baste con eso para desbloquear el asunto, resaltó que "todos los demás Estados desean que sea aprobado en Amsterdam; creo que esto debería tener alguna influencia en el Gobierno francés". Y mientras, extramuros, los mercados empezaban a inquietarse.

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