Monjes y soldados
El escenario fue escogido de modo deliberado para imaginar a Umberto Eco en el ambiente que el escritor reflejara en El nombre de la rosa. Un castillo medieval encaramado en unos peñascos, donde la roca y la mampostería se confunden. Fortaleza de frontera entre cristianos y musulmanes durante toda la Edad Media, llevó a los asistentes a recrear una de las novelas más famosas de las últimas décadas.No obstante, el rector, Luis Arroyo, se encargó de marcar las distancias entre aquellos frailes centroeuropeos e italianos, dedicados al estudio, y los miembros de la Orden de Calatrava, "mitad monjes, mitad soldados". "En contraste con los monjes de Eco", comentó Arroyo, "que traducen y escriben, las órdenes militares como la de Calatrava defendían este inverosímil castillo cara a cara, hierro a hierro".Umberto Eco calificó el castillo de Calatrava como "uno de los lugares más bonitos del mundo" y lo comparó con la grandiosidad de la catedral de Canterbury, donde fue investido doctor honoris causa por la Universidad de Kent., El autor italiano clausura hoy las jornadas dedicadas en Almagro (Ciudad Real) a sus relaciones literarias con Borges.
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