El "chip" de ADN une la electrónica con la biología
Un instrumento útil para diagnosticar enfermedades hereditarias
En una sala blanca similar a otras muchas en Silicon Valley, un grupo de técnicos ensambla un conjunto de microprocesadores con la maquinaria habitual de una fábrica de semiconductores. Pero estos microprocesadores no se fabrican a partir de capas de silicio. Se hacen a partir de ADN el material de los genes. Y no están diseñados para hacer cálculos sino para leer los turbulentos flujos de información que la evolución ha almacenado dentro de los genomas de los organismos vivos.Esta sorprendente intersección de la biología y la informática está siendo concebida por una empresa llamada Affymetrix. Sus primeros microprocesadores o chips de ADN están siendo probados en la actualidad por empresas farmacéuticas y profesores de biología. Los prototipos de microprocesadores Affymetrix ya son capaces de medir la expresión genética y detectar las mutaciones en algunos genes que favorecen una propensión al cáncer, lo cual indica que tal vez puedan desempeñar un valioso papel a la hora de identificar a las personas que corren un riesgo.
Algunos expertos afirman que se podrían programar, versiones más potentes del microprocesador para controlar todos los puntos habituales de la variación genética en el ADN humano y elaborar un pronóstico de la susceptibilidad de una persona a muchas enfermedades.
Mezcla creativa
William A., Haseltine, director de Human Genome Sciences en Rockville, Maryland, afirma: "Realmente es una tecnología extraordinariamente útil y valiosa. La gente de Affymetrix, en especial Steve Fodor, tiene mucho mérito por haber logrado una mezcla realmente creativa de la tecnología del silicio y la biología".
Arnold J. Levine, biólogo especializado en cáncer de la universidad de Princeton, señaló que los microprocesadores de Affymetrix podrían controlar la acción de miles de genes a la vez. Según Levien, los microprocesadores "tienen el potencial para hacer que avancemos en la comprensión de la complejidad del funcionamiento de la célula".
Hasta la fecha, la empresa sólo ha comercializado un producto, un microprocesador que va analizando las mutaciones que sufre el virus del sida a medida que desarrolla su resistencia a los medicamentos. Un segundo producto, que será lanzado dentro de poco, detectará los cambios en el gen p53, que se muta en muchos tipos de cáncer.
Pero dado que los microprocesadores pueden ser diseñados para muchos propósitos diferentes, Affymetrix ha establecido colaboraciones con varios biólogos destacados con el fin de encontrar nuevas aplicaciones de los microprocesadores. La primera remesa de informes científicos ha empezado a aparecer en las publicaciones científicas y hay muchos más en camino.
El concepto de los microprocesadores de Affymetrlx surgió en una empresa llamada Affymax, en la actualidad propiedad de Glaxo PLC, tras una sugerencia improvisada de que sería bueno que las moléculas pudieran hacerse crecer en los microprocesadores como se hace en el caso de los transistores. La idea podía fácilmente haber sido descartada, pero un empleado de Affymax, Stephen P.A. Fodor, estaba decidido a hacerla funcionar.
Fodor, en la actualidad de 43 años, ha sido la fuerza motriz de Affymetrix desde que comenzó en 1991, y organizó el numeroso grupo de talentos, desde expertos en semiconductores hasta biólogos moleculares, necesario para convertir una idea extravagante en un producto en ffuncionamiento.
Los chips están basados en la idea de transformar la química de la vida en una forma estática programada para controlar determinados genes. Los microprocesadores no son en absoluto entes vivos, aunque están hechos de ADN y programados a partir de la secuencia de cualquier gen que tengan como objetivo. (La necesidad de saber el código por adelantado no supone, en muchos casos, una limitación importante ya que en la actualidad ya se ha establecido la secuencia de muchos genes: se ha determinado el orden de sus unidades químicas). Esencialmente, el ADN programado dentro del microprocesador puede reconocer químicamente al verdadero gen de forma tan precisa que revela el grado de actividad en su funcionamiento y qué mutaciones transporta.
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