La globalidad como descubrimiento cultural y lingüístico
A medida que la globalidad se reconoce en la aldea planetaria, la lengua y la identidad cultural permiten descubrir valores diferenciales de pluralidad y riqueza más allá de la estandarización y la cultura universal del mercado.Cuando la inmediatez y la ubicuidad de la gran campana mediática logra llamar a miles de millones de individuos, independientemente de su dominio físico o territorial, la lengua se revela como un instrumento de homogeneización de estadios vertebrados no sólo por la misma forma de hablar, sino por la misma forma de entenderse, esto es, por rasgos culturales comunes. Factor nada desdeñable ante el vigor de los valores dominantes que propenden a un discurso cultural único o prevalente.
La globalidad rompe los límites de las antiguas circunscripciones políticas y administrativas, y fija nuevas marcas territoriales en la lengua y la cultura, tenues o fronterizas según el grado de arraigo del hecho desigual, cuya expresión máxima tal vez pueda encontrarse hoy, desde la perspectiva de nuestra mirada, en las posiciones fundamentalistas del islam.
Mientras que la globalidad dificulta la creación de un imaginario europeo común al conjunto de los países de la UE, por cuanto la Europa multilingüe asienta sus rasgos de convergencia en los mismos valores de matriz anglosajona que definen la propia globalidad, descubre, por el contrario, al reducir las distancias de interlocución, múltiples rasgos de afinidad e identidad entre los pueblos hispanohablantes. La experiencia europea, en la que 15 países han superado sus fronteras físicas, muestra el valor de las barreras lingüísticas como verdaderas fronteras psicológicas de extrañamiento en territorios vecinos y próximos.
A partir de hoy, 7 de abril, se celebra en Zacatecas (México) el Primer Congreso Internacional de la Lengua Española, con un amplio programa de sesiones que se centra en la relación medios de comunicación -lengua. Una apuesta cuya principal virtud radica en un nuevo enfoque del binomio lengua-medios, muy distinto del que venía siendo habitual en el discurso precedente.
No se trata de reiterar las consabidas admoniciones a los medios de académicos y lingüistas por los usos idiomáticos poco correctos, ni de levantar trinchera culta frente a los constructores de la realidad y de la ficción, esto es, frente a quienes de verdad hacen trascender y hasta normativizar los usos lingüísticos de hecho y son agentes de un proceso que se realimenta en la innovación y creatividad sociales o en las contaminaciones idiomáticas de la dialéctica interlingüística.
El planteamiento rupturista de Zacatecas confía un protagonismo central a los comunicadores, algo que ya se apuntó tímidamente en el congreso de Sevilla de 1992, con un objetivo claro: despertar la conciencia del hipersector de la comunicación sobre el valor patrimonial y estratégico de la lengua en los tiempos de propensión a la globalidad.
El Primer Congreso Internacional de la Lengua Española tiene ante sí la ocasión de llamar la atención sobre los riesgos y oportunidades que la expansión del sistema de medios abre a la comunidad de habla hispana. Y para ello pretende sensibilizar a los Gobiernos, a los centros de formación de comunicadores, a los grupos empresariales y a los colectivos profesionales para el desarrollo de políticas activas que adviertan del carácter patrimonial de la lengua y de su valor estratégico, además de sustrato vertebrador del territorio de los medios y de la riqueza de matices en la que se asienta la libertad de expresión.
La progresiva transformación de los instrumentos de construcción de la realidad y de los imaginarios colectivos en empresas donde prevalece el carácter mercantil puede, en algunos casos, rayar en el "secuestro" de derechos cívicos o parcelas de soberanía que, por su carácter inalienable, no son susceptibles de privatización.
La lengua está sujeta, como consecuencia de la desregularización o de los efectos derivados de la propensión a lo global, a tensiones mercantiles que con deformaciones abusivas, mestizaje de conveniencia, convergencias interlingüísticas derivadas de las economías de escala, etcétera. Por ello, debe adquirir, el reconocimiento explícito de patrimonio inalienable y, consecuentemente, quedar bajo el amparo propio de un bien público que, en el caso de la lengua española, trasciende al plano supranacional. La lengua, como patrimonio común de un conjunto de pueblos y naciones, requiere quedar al abrigo de la ley y no a la intemperie de una desregulación radical.
La presencia de Su Majestad el Rey de España y del presidente mexicano Ernesto Zedillo en la reunión de Zacatecas significa mucho más que un simple acto protocolario y refleja la creciente sensibilidad de los países de habla hispana hacia soluciones de convergencia que entiendan la lengua como recurso estratégico de agregación cultural, económica y de poder en un escenario definido por los vectores de la globalización. Una ocasión para achicar los espacios de la incomunicación y desarrollar, lejos de la retórica nostálgica poscolonial, el espacio de lo hispano en el amplio territorio de la lengua.
Corresponde a la gran prensa de expresión hispana una reflexión serena sobre el papel que puede jugar en la apertura de nuevos horizontes mediáticos. Reflexión que lleva implícitas nuevas oportunidades de negocio. Los medios audiovisuales tienen un mayor consumo popular en la cultura hispana y, sin duda, sus efectos sobre el sistema lingüístico, y en general sobre la sociedad, son los más cotidianos y persistentes. Sin embargo, aún cabe a la prensa un papel importante en los procesos de normalización y control, función que corresponde más concretamente a los diarios de calidad o de influencia rectora que se caracterizan por su capacidad de inducción de pautas de regeneración cultural y social, acordes con la evolución del pensamiento y de los hábitos de un momento dado.
Su situación de centralidad en la esfera de la inteligencia permite a la prensa de influencia rectora incidir de manera decisiva sobre los sectores más relevantes, esto es, aquellos que toman las decisiones políticas y económicas. Se activa aquí el llamado "doble efecto", esto es, la influencia y la inducción de opinión sobre quienes crean opinión o son líderes de opinión. Además, estos diarios se convierten en guía obligada en la confección de la agenda de los medios que aparecen en otras escalas de influencia.
La tendencia a la globalización ha transformado las estructuras empresariales de los medios, sus proyectos de expansión y el alcance objetivo de sus mercados. Cada vez son más fuertes los vectores que llevan a la transnacionalización y la concentración empresariales, así como la proyección de productos mediáticos en modulaciones de difusión multilocacionales. En los próximos años vamos a asistir al desarrollo de los primeros grandes proyectos del espectro multimedia entre empresas y medios en lengua española de Europa y América.
La creación de un espacio de influencia de lo hispano en los escenarios de globalidad obliga, entre otros, a un esfuerzo de homogeneización de los lenguajes periodísticos, esto es, de las modalidades retóricas en la construcción del discurso, para conseguir así una mejor circulación dentro de una misma circunscripción lingüística de bienes y servicios que se proyectan por encima de los Estados. Proceso de concertación, concentración y transnacionalización que puede contribuir a frenar la erosión derivada de la supremacía de otras iniciativas dirigidas al mundo de habla hispana desde otras raíces culturales y lingüísticas.
Bernardo Díaz Nosty es catedrático de Periodismo de la Universidad de Málaga.
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