Prodi viaja a Albania para evitar que el naufragio afecte al despliegue europeo
El primer ministro italiano, Romano Prodi, no escatimó ayer promesas a su colega albanés, Bashkim Fino, con quien corrió a reunirse en Girokastra, en el sur de Albania, entre noticias de los rebeldes dispararán sobre los soldados italianos que se depslieguen en esa zona. "El Gobierno italiano quiere que se haga plena luz", dijo Prodi, sobre el hundimiento del barco de refugiados que el viernes causó al menos 80 muertes. Prodi se comprometió, además, a recuperar los restos del buque y a indemnizar a los familiares de las víctimas.
"Ningún documento será declarado secreto y ningún obstáculo impedirá la investigación" encomendada a una comisión ítalo-albanesa, aseguró antes de anunciar que, "próximamente", visitará Valona, la capital meridional de la revuelta, junto con Fino, quien ayer le expresó "sentimientos de sincera amistad" y calificó el drama del buque hundido de "trágica desgracia".El primer ministro albanés renovó, según Prodi, su deseo de "que la misión internacional comience cuanto antes". El ministro italiano de Asuntos Exteriores, Lamberto Dini, salió, entretanto, al paso de las noticias de prensa que ayer descartaban el envío de soldados italianos al conflictivo sur de Albania, y afirmó que "Italia no pedirá no ir al Sur".
El naufragio del barco albanés está cerrando, en cualquier caso, las dificultades imaginables tanto para el despliegue de la fuerza europea en Albania como para el futuro de la precaria armonía entre los partidos que sostienen al Gobierno de Romano Prodi. De hecho, el primer ministro dio cuenta en los términos indicados de su conversación con Fino en Albania cuando se dirigió, por la tarde, a la Cámara de Diputados italiana, que esta misma semana debería dar luz verde a la participación en la fuerza multinacional.
El Gobierno de Prodi va camino de perder en esta votación buena parte de los votos que le sustentan y de sustituirlos con otros votos del centro derecha. El resultado pondría de manifiesto que un problema de derechos humanos, como es el de los refugiados albaneses, ha logrado crear más divisiones en el centroizquierda italiano que la política económica.
Refundación Comunista, que presta al Gobierno de Prodi un apoyo externo pero imprescindible, se opone terminantemente al envío de una fuerza militar que, en opinión de este partido, tendrá que sostener al polémico presidente albanés, Sali Berisha. Los verdes no se oponen por principio a la misión europea, pero sí la consideran inaceptable tras el trágico desarrollo de las operaciones de bloqueo del Adriático cuya suspensión solicitan.
El ministro italiano de Defensa, Beniamino Andreatta, aseguró ayer que "el referente de la fuerza internacional será el Gobierno de coalición", y no Berisha, y explicó que Albania e Italia han añadido a su compromiso de control del Adriático una cláusula por la que habrá representantes albaneses en los buques italianos y éstos operarán, sobre todo, junto a las costas. Así se reducirá el riesgo de enfrentamientos en mar abierto.
Miedo al Sur
La escasa disponibilidad para desplegar fuerzas en el sur de Albania manifestada por la docena de países que ayer enviaron representantes de sus respectivos Estados Mayores a la reunión convocada en Roma constituye el pimer problema para la puesta en marcha de la Fuerza Internacional de Protección (FIP). Tal fuerza debería partir "antes del 12 de abril", y no del 10 de abril como se dijo el martes, según precisó ayer el ministro italiano de Defensa, Beniamino Andreatta. Pero, admitió el ministro, deciden los militares y es posible que problemas "técnicos" impongan, otras fechas.Fuentes españolas de Defensa, que ha enviado a dos coroneles de Estado Mayor a Roma, confirmaron en Madrid que la parte italiana expuso durante la reunión un plan de distribución de fuerzas que excluye prácticamente el despliegue de soldados italianos en el sur de Albania, especialmente en Valona. Pero ninguno de los ocho países que, entre los participantes en el encuentro, están abiertos a cooperar en la vertiente militar del plan parece dispuesto a enviar soldados a esa zona comprometida.
Grecia pidió ayer que sus tropas vayan al Norte. Turquía considera desaconsejable un despliegue en el Sur, porque sus soldados quedarían en las inmediaciones de la frontera griega. Otros países, como España y Francia, estiman que en el Sur debe haber, en cualquier caso, un despliegue importante de Italia, que, con su capacidad de enviar "entre 1.900 y 2.500 soldados", según confirmó ayer Andreatta, aportará el grueso de la fuerza.
España está dispuesta a mandar 400 legionarios, que podrán llegar a ser 500, y sólo para operaciones de protección de la distribución de la ayuda humanitaria. Andreatta afirmó que, en una segunda fase, estás operaciones podrían ampliarse, previo acuerdo de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa, a tareas de policía.
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