Saldívar: "A los 10 años, García Márquez ya sabía todo lo que iba a escribir"
Una biografía subraya la importancia de la infancia en el autor colombiano
Leyó Cien años de soledad en su juventud y quedó tan fascinado que decidió conocer a fondo al hombre y a las circunstancias que habían alumbrado una de las novelas más geniales del siglo XX. Tras una década de búsqueda, de viajes, de entrevistas y de investigación, Dasso Saldívar (San Julián de Antioquía, Colombia, 1951) ha publicado ahora la biografía más completa sobre Gabriel García Márquez: El viaje a la semilla (Alfaguara). Convencido de que en la infancia se encuentran las claves de los grandes artistas, Saldívar afirma sin dudar: "García Márquez ya sabía a los 10 años todo lo que iba a escribir. Sólo le faltaba encontrar su propio estilo narrativo".
El escritor colombiano les debe sin lugar a dudas, a sus abuelos maternos el mundo mágico y realista a un tiempo que lo ha convertido en uno de los grandes narradores de la lengua castellana. Gabo, como se conoce popularmente al novelista, pasó sus primeros 10 años de vida con Nicolás Márquez y Tranquilina Iguarán en una casa de Aracataca que ya forma parte de la historia de la literatura. "Mi recuerdo más vivo y constante no es el de las personas, sino el de la casa misma de Aracataca donde viví con mis abuelos. Todos los días despierto con la impresión, falsa o real, de que he soñado que estoy en esa casa", ha subrayado siempre García Márquez.En opinión de Dasso Saldívar, "el abuelo, que era un hombre culto e instruido, le hablaba de guerras, de matanzas, de la historia de Colombia mientras su abuela lo trasladaba a un mundo de fantasmas que ella convertía en verosímil al relatarlo con voz seria y cara de palo, según ha confesado Gabo". El biógrafo atribuye la magia del premio, Nobel tanto a la influencia de la realidad de Colombia como a su propio talento para absorber y alimentarse de las historias cual si se tratara de un vampiro. "Es un gran vampiro", comenta Saldívar, "y una esponja que sabe chupar aquello que le aporta cada persona o cada situación. Por eso tardó 20 años en escribir Cien años de soledad hasta encontrar su estructura narrativa, pero la historia la tenía en la cabeza desde que era niño".
El título de la biografía, que se detiene a finales de los sesenta y que se prolongará en un próximo libro, obedece a un triple recorrido: al origen de la vida y de la obra de García Márquez, a los viajes del escritor a los pueblos de sus abuelos y al itinerario interior para llegar hasta allí. Saldívar remarca el verbo llegar en lugar de volver: "No hay retorno posible, ni en la realidad ni en la ficción. Así Gabo siempre ha tenido muy presentes los versos de T. S. Elliot: "No cesaremos de explorar / y el fin de toda nuestra exploración / será llegar a donde arrancamos / y conocer el lugar por primera vez".
Definido por su biógrafo como "auténtica rata de biblioteca", García Márquez dedicó su juventud a empaparse de la mejor literatura europea y estadounidense. Tres escritores marcaron al entonces estudiante y aprendiz de periodista: Franz Kafka, William Faulkner y Sófocles. "El escritor checo en alemán lo ayudó a reencontrarse con el mundo narrativo de su abuela y le mostró que la literatura está más cerca de los sueños que de la realidad", señala. "Entretanto Faulkner le ofrece un método narrativo y Sófocles le abre sus ansias literarias por los temas eternos y universales".
Junto a la literatura, el periodismo es su otra gran pasión. Saldívar es tajante: "El periodismo lo ha significado todo para él. La misma realidad ha alimentado su periodismo y sus libros. La diferencia está en que la ficción permite libertad total en tanto que el periodismo obliga a narrar los hechos. Para Gabo todo se resume en la misma necesidad de contar. El Relato de un náufrago es una prueba".
Babelia
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