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Concluye con un centenar de heridos el traslado de basura radiactiva en Alemania

Los manifestantes se rindieron ante el mayor despliegue policial de la posguerra

Los seis recipientes para almacenamiento y, transporte de material radiactivo, Castor, según las inciales en inglés, llegaron a su destino final en el cementerio nuclear provisional de Gorleben, en la Baja Sajonia, al norte de Alemania, tras un recorrido que duró 58 horas y cuarto, desde el pasado lunes a las cinco de la madrugada, hasta las 15.09 de ayer. Los seis castores dejaron ayer tras de sí en la etapa y batalla final, entre la estación de Dannenberg y el cementerio atómico de Gorleben, una huella de más de 100 manifestantes y 20 policías heridos, además de 200 detenidos.

Al mismo tiempo, políticos socialdemócratas (SPD) de Baja Sajonia y socialcristianos (CSU) de Baviera se han enzarzado en un intercambio de injurias y acusaciones.La que estaba llamada ser la madre de todas las batallas antinucleares, en la etapa final del viaje de los seis castores hasta su almacenamiento provisional en Gorleben, resultó menos violenta de lo esperado. Los manifestantes consiguieron retrasar la salida del transporte por carretera seis horas por la mañana, pero tuvieron que rendirse ante la superioridad numérica y de material de las fuerzas del orden.

La policía empezó por arrastrar y- transportar a, los. que participaban en una sentada para impedir la salida, del transporte. Primero con suavidad y buenas maneras y después con violencia, los policías retiraban a los manifestantes, que volvían a sentarse un poco más allá. Recurrió, entonces la policía a los cañones de agua, que causaron los primeros heridos antre los manifestantes.

Ante las cámaras de televisión, un joven sollozaba y ex plicaba a duras penas: "Los PO licías arrastran a chicas y las llevan apretadas por el cuello y nos amenazan con rompermos los dedos. Esto es una crueldad inadminsible. En Alemania no puede ocurrir esto". Hubo unos 100 heridos con lesiones superficiales, algunos huesos y varios ataques de nervios.

Un camión recorrió en avanzadilla los 20 kilómetros entre Dannenberg y Gorleben para explorar el terreno. Las carreteras socavadas ya habían sido reparadas y rellenadas de nuevo. La policía impidió la formación de una barrera de unos 30 tractores con el método, expeditivo y eficaz, de rajarles las ruedas. Un artefacto explosivo de fabricación casera fue desactivado. 400 'castores'

De nada sirvieron, sólo para retrasar la marcha, las acrobacias de cuatro funanbulistas, que se dedicaron a sus equilibrios entre dos cuerdas tendidas a siete metros de altura entre dos árboles en medio de la ruta. Los más violentos, enmascarados con capuchas- negras, los militantes de los llamados grupos autónomos, no conseguían nada con sus palos y piedras y algún que otro moli, cócteles molotov, lanzados contra los vehículo! blindados de la policía.

La caravana con los seis castores se pudo poner en marcha y el resto fue coser y cantar, porque ya sólo tardaron tres horas en recorrer los 20 kilómetros finales hasta Gorleben, donde se encuentra ubicado el cementerio provisional para los residuos nucleares en Alemania. Descansan en ese cementerío desde ayer ocho castores y queda capacidad para 400.

Ahora queda por ver si el Gobierno y la industria de la energía atómica insisten en el futuro en semejante despilfarro, para conseguir almacenar los residuos radiactivos. Algunos cáculos elevan hasta 100 millones de marcos (8,4 billones de pesetas) el costo de la operación, en la que participaron 30.000 efectivos policiales y, fuerzas federales. Se trata sin duda de la mayor movilización policial de la reciente historia alemana. Los manifestantes antinucleares no han conseguido impedir el transporte de los castores, pero no cabe duda de que lograron subir los costos hasta tal punto que los Políticos no tendrán más remedio que plantearse en el futuro el sentido de semejante operativo.

El ministro federal del Interior, el democristiano Manfred Kanther (CDU), parece que lo tiene claro y culpa de la escalada a los caóticos y violentos. Contra estos, según Kanther, él Estado no puede bajar la guardia: "El Estado de Derecho no desea enfrentamientos, peto no doblará la rodilla ante los que producen el caos". Para Kanther, el Estado no puede ceder al chantaje.

Al mismo tiempo, se ha agudizado el enfrentamiento nortesur entre los políticos del país. Los socialdemócratas- (SPD), que gobiernan en el estado de Baja Sajonia, han tomado a mal las acusaciones procedentes de los socialcristianos (CSU), gobernates en Baviera.

Alimentar la violencia

El secretario general de la CSU, Bernd Protzner, acusa a los políticos de Baja Sajonia de alentar a los antinucleares y alimentar así "un clima de odio y, violencia". Según Protzner, "ésta es una política de la cobardía y la hipocresía".

El presidente de Baja Sajonia, Gerhard Schröder (SPD), acusa a los gobernantes de Baviera de negarse a almacenar allí la basura atómica que producen sus centrales nucleares. Con ello, según Schr,5der, se evitaría el problema de los transportes. El ministro del Interior de Baja Sajonia, Gerhard Gligowski (SPD), calificó de "marranada" unas acusaciones del de Medio Ambiente de Baviera, Thomas Goppel (CSU), y añadíó: "Más le valdría conservar cerca su basura atómica y almacenarla de forma adecuada y no tendríamos ningún problema.

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