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Reportaje:

Alimentos con pedigrí madrileño

La región cuenta con 14 productos con denominación de origen para aficionados al buen yantar

Se distinguen y distinguen. Tener Denominación de Origen Geográfica o de Calidad, así como llevar en el envase el logotipo Alimentos de Madrid, les da derecho a pertenecer a este selecto club de productos de alta gama puramente madrileños. La miel de la sierra, los quesos de Campo Real, los espárragos de Aranjuez o los vinos de la Comunidad forman parte, con otros 10, de la aristocracia de los alimentos madrileños. Ahora, además, entran en la era cibernética: la Fundación Española de la Nutrición tiene previsto sacar al mercado un CD-ROM sobre la dieta mediterránea, en el que tendrán un lugar destacado los alimentos de nuestra región, según Informaron la pasada semana a Europa Press la Dirección General de Agricultura y Alimentación de la Comunidad de Madrid, que busca la promoción de estos productos dentro y fuera. Madrid, la gran despensa de España y donde viene lo mejor de otras regiones, tiene también su propia personalidad en cuanto a materias primas. No faltan verduras, leche o vino. Sin embargo, hay poca fruta; las legumbres y los conejos son prácticamente inexistentes. Pero esto es tan sólo un ejemplo, ya que debido a la variedad de ecosistemas que conforman la provincia se podría hacer una buena y equilibrada cesta de la compra donde sólo el pescado se echaría de menos.Dentro de esta diversidad hay alimentos que ofrecen aún mayores garantías al consumidor. Son aquellos que al responder a unos cánones de calidad se distinguen con una serie de logotipos, como Denominación de Origen, Geográfica, de Calidad o la etiqueta Alimentos de Madrid. Conseguir cualquiera de estas calificaciones no es fácil, y sólo los productos extra o de clase primera pueden aspirar a ello.

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Ajo y melón

Los vinos de Madrid tienen la única denominación de origen de nuestra provincia. Creada en 1990, esta clasificación se concreta en la certificación por parte de un consejo regulador de que las bodegas inscritas -un total de 29- han utilizado uva cultivada en la provincia y la elaboración del vino se ha realizado sin salir de los límites madrileños.

Pero no es vino en Madrid todo lo que reluce. Un producto tan típico como el anís de Chinchón cuenta con la Denominación Geográfica, que quiere decir que ha de elaborarse en una determinada comarca aunque la materia prima pueda venir de fuera.

La carne de Guadarrama, así como las aceitunas de Campo Real, ostentan la Denominación de Calidad, que exige cierto bagaje tradicional, así como unas características específicas de origen o condiciones de producción. El control de la carne es especialmente exhaustivo: los ejemplares vacunos deben ser de la especie autóctona "avileña negra ibérica", y existen continuas inspecciones de veterinarios tanto en explotaciones como en mataderos. Una vez sacrificadas las reses, se clasifican como aptos y se les incrusta un marchamo. Al llegar las piezas a la carnicería, van acompañadas de un documento que acredita la procedencia de la carne.

El logotipo Alimentos de Madrid completaría este apetitioso Gotha madrileño. En total son 10 productos los que ostentan actualmente esta clasificación. Los ajos de Chinchón, espárragos de Aranjuez, quesos de oveja de Campo Real y melón de Villaconejos son cuatro ejemplos de ello. Pero también hay un excelente aceite, el queso de cabra de Fresnedillas y la miel de la sierra recogida en granjas apícolas de la zona oeste. No faltan tampoco hortalizas con caché -como pepinos, puerros, repollo o lechuga-, de verduras recolectadas en el sur, donde incluso hay una empresa avícola registrada que produce 1,8 millones de huevos anuales. Todos estos alimentos cumplen una legislación concreta. Es la Comunidad de Madrid, a través de su Dirección General de Agricultura, la responsable de conceder estas categorías.

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Pero hay que romper algunos mitos. Sorprendentemente,la fresa de aranjuez no tiene distintivo de calidad, ya que su producción anualmente es mínim -7.000 kilos al año- con una superficie de 1,5 hectáreas de cultivo. Sin embargo, sí hay una empresa en el mismo término que comercializa frambuesas, y aunque su aportación es prácticamente anecdótica con unos 1.000 kilos anuales, todos ellos pasean orgullosamente la etiqueta Alimentos de Madrid. Por su parte, también los espárragos bancos de aquel municipio están en vías de desaparición por sus delicadas condiciones de crecimiento, y son los trigueros o verdes los que aún mantienen alto el pabellón de la tradición.

Según Adolfo Cazorla, director general de Agricultura y Alimentación de la Consejería de Economía y Empleo de la Comunidad de Madrid, "Ia obtención de cualquier denominación o distintivo es algo que las empresas, bien individualmente o unidas por sectores, pueden solicitar de forma voluntaria. Aún hay pocas compañías en esta situación, pero esperamos que las solicitudes vayan avanzando. La creación del distintivo, por ejemplo, data tan sólo de 1993, y hay que hacer promoción, pero también esperar y no forzar su utilización. Nosotros estamos aquí para constatar que el alimento en cuestión se adapta previamente a toda la normativa vigente en cuanto a aspectos sanitarios y de elaboración. Más tarde inspeccionamos los resultados finales periódica y continuamente".

Tan sólo un 2,5% de las industrias madrileñas de este sector, entre las 2.000 existentes, poseen alguna etiqueta que certifique su calidad. Para remediarlo, en el año 1994 se creó la Asociación Empresarial de Alimentos de la Comunidad Autónoma de Madrid (Aseacam), que, con carácter intersectorial, abarca todas las áreas de producción y manufactura de alimentos. Actúa como interlocutor de los pequeños y medianos empresarios ante la Administración y desarrolla labores de promoción, defensa de intereses y mejora de calidad e imagen.

Según Concha Guerra, presidenta de Aseacam, los productores "le han visto las orejas al lobo con la promoción de productos de otras regiones, y hay consciencia de que hay que unirse, que es lo que nos dará la fuerza".

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