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Seis artistas vascos ponen música a la poesía de Bernardo Atxaga

El escritor reúne en un libro-CD su obra más 'underground'

Amelia Castilla

Pott, La Banda del Fracaso o Los Que Están Jodidos fue el nombre de un grupo literario de artistas vascos que se caracterizó, en los setenta, por la pasión por la poesía y el estado de crisis permanente de sus miembros. Entre los cabecillas figuraba el escritor Bemardo Atxaga (Asteasu, 1951), que ahora compendia fragmentos de prosa y poesía de su obra más underground en Nueva Etiopía, un libro-CD editado por El Europeo. Ruper Ordorika, Mikel Laboa, Gari, Itoiz, Jabier Muguruza y Tapia eta Leturia ponen música a los poemas del escritor.

"No fueron excesos de juventud. El estado de crisis y de descontento con lo que te rodea sigue primando entre los que colaboramos con Pott y ahora estamos en el libro-CD, aunque creo que con el tiempo hemos ganado en sentido del humor", asegura Atxaga.Entre los poemas incluidos en Nueva Etiopía figuran textos sobre gente cargada de problemas, como los emigrantes africanos, o un alfabeto sobre la violencia donde aparecen el tema bosnio o la crisis del Zaire. No está del todo contento el escritor con los textos. Atxaga huye de lo retórico: "Un poeta no debe utilizar los grandes temas en su provecho. Cuando ocurre algo tan fuerte como eso, los periódicos, desde el chiste hasta el editorial, se convierten en defensores del humanismo. Agradecería que todo se resolviera en una línea; si la gente fuera la décima parte de humanista que dice ser, tocaríamos el paraíso. Hay que desarbolar ese edificio construido de palabras huecas", asegura el escritor, quien reconoce haber iniciado un lento descenso hacia el total escepticismo.

Algunos de los relatos incluidos en Nueva Etiopía, como Conversación entre muerte I y muerte II, fueron publicados originariamente a principios de los noventa en euskera en el fanzine Garciarena, una especie de buzón para los que no encontraban soporte dónde publicar. "Muerte I y muerte II resume exactamente mi postura ideológica en este momento. El que quiera saber lo que pienso sobre la violencia de uno u otro lado que lea ese texto", aclara. El autor de Obabakoak acaba de llegar a Bilbao procedente de Oviedo, donde ha participado en unas conferencias, y viene harto de que los periodistas sólo le pregunten por el problema vasco. "Al final acaba convirtiéndose en un signo de marginación", protesta.

Nueva Etiopía, que incluye también ilustraciones del pintor Zumeta, fotografias del escritor y los músicos, y la portada que Juan Carlos Eguilor realizó para el primer disco de Ruper Ordorika, desvela para los lectores en castellano de Atxaga su faceta como letrista. "No escribo sobre melodías, la mayor parte de los artistas eligieron los poemas y les pusieron música. Sólo en el caso de Gari, el que fuera cantante de Hertzainak, hice Un día finlandés, especialmente para que él la cantara y fue a petición propia", aclara Atxaga, quien se siente especialmente satisfecho del resultado final, especialmente, porque mucha gente podrá conocer fuera de Euskadi algo del mundo musical vasco.

El escritor, que ya trabaja en la que será la segunda parte de El hombre solo, repetirá la experiencia de Nueva Etiopía en un libro que llevará el mismo título en el que reunirá toda su obra poética mezclada con relatos y conversaciones. Para ello necesita reducir su dosis de actualidad y distanciarse del mundo en su caserío en las afueras de Vitoria. Eso no será antes del próximo enero, fecha prevista para la presentación del libro-CD en Madrid, donde realizará una lectura arropado por la música.

Para el cantante Ruper Ordorika, que incluye tres temas en el compacto, en el origen del proyecto se encuentra Etiopía, el poemario que Atxaga publicó hace casi veinte años y que se convirtió en un punto de inflexión muy grande de lo que se ha escrito en euskera.

"La poesía hay que sacarla del papel y volver a los orígenes de lo lírico", dice el músico, que a lo largo de su carrera ha puesto melodía a más de 15 textos de Atxaga.

Entre los músicos que han colaborado en el disco están representadas dos generaciones, y "eso dice mucho a favor de los textos de Atxaga, que es capaz de hacer una poesía que reúna a gente tan diversa". Y ésa es la opinión también de Mikel Laboa, el abuelo del grupo, de 62 años, quien ha cumplido con un viejo deseo de juventud: hacer un tango en euskera.

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