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Savater: "La esencia nacionalista es incompatible con la democracia"

El filósofo y ensayista reedita cinco de sus primeras obras

Andrés Fernández Rubio

Fernando Savater explica que ya en Nihilismo y acción (1978) se rastrean temas a los que ha ido volviendo: el individualismo voluntarista, el descrédito de la muerte y el sacrificio, la enemistad con cualquier unción eclesial o autoritaria, la preferencia por el instante y la lucha contra la tribu y contra el nacionalismo. Taurus acaba de editar esa primera obra, en un volumen compilatorio, junto a La filosofía tachada, De los dioses y del mundo y La tarea del héroe. Al mismo tiempo, Tusquets reedita Contra las patrias, un libro cuyo título Savater amplió ayer con una frase: "La esencia nacionalista es incompatible con la democracia".

Savater, nacido en San Sebastián hace 50 años, considera que el tema del nacionalismo en Euskadi y Cataluña ha ido a peor desde que publicó Contra las patrias (1984). "Los nacionalismos reclaman pluralidad en el Estado español pero descartan la pluralidad donde ellos ejercen su poder", dice el escritor. "Ése es e¡ tema que yo había intuido cuando escribía el libro, y me parece que ahora existe mucho más el deseo de extirpar lo que no responde a una cierta idea de lo vasco o de lo catalán que una defensa de lo propio. Eso se ha ido acentuando, y en el País Vasco con unas graves connotaciones de enfrentamiento semibélico".Savater ejemplifica ese espíritu antidemocrático en el control nacionalista, directo o indirecto, de los medios de comunicación: "Por mucho que las televisiones oficiales tengan una notable tendencia a estar al servicio del partido en el poder no hay en ninguna parte una televisión tan abiertamente al servicio de un partido político y del ideario nacionalista como Euskal Telebista. Viéndola, jamás se le ocurriría a uno pensar que hay otras personas, que además resulta que son mayoría, que viven en el País Vasco y que no son nacionalistas" .

Savater opina que el País , Vasco "está muy desvertebrado, la gente huye, se va de la Universidad..., se van periodistas, empresarios, gente que trabaja, que busca otras dimensiones. La única diferencia que hay entre Contra las patrias y mi visión actual es que soy mucho más pesimista. El problema del País Vasco es el nacionalismo, y ETA es una de las consecuencias de ese problema, y si mañana se arregla ETA el nacionalismo seguirá siendo malo y teniendo otras consecuencias negativas. Hay gente del PNV que está ahí por unas tradiciones democráticas, pero la esencia nacionalista es incompatible con la democracia: hay nacionalistas demócratas pero el nacionalismo no es democrático".Títulos de juventud

Respecto a los cuatro títulos de juventud unidos en un volumen bajo el título La voluntad disculpada, Savater dice que no son contemplativos sino acerca de la orientación de la acción humana, "una búsqueda de más plenitud vital, de felicidad". En aquella época -entre el último lustro de la dictadura y el primero de la democracia- Savater adoptó una postura "de raíz nietzschiana, basada en la importancia de la decisión y la fuerza individuales", dice, "en el peso de una voluntad que no se siente culpable de querer sino que busca cómo hacer su querer armónico con el de otros". En este sentido, Nietzsche le sirvió como reforzamiento "de un tono vital que no vive exclusivamente de la culpabilidad, de la sumisión, de la obediencia ni de la rutina". En La tarea del héroe ve Savater el primer libro suyo que respaldaría de verdad. Caracterizado por su carácter expansivo y abierto, Savater precisa que siempre ha tenido una idea o-más bien trágica-. "El optimismo parte de la asunción de nuestra finitud", añade. "Si fuéramos inmortales no tendría ningún mérito ser optimista. El secreto de la alegría está en que surge en los únicos seres que sabemos que vamos a morir. Uno de estos libros, La filosofía tachada, termina con una frase de Sterne que dice: 'He basado mi causa en nada. Éste es el problema de la alegría, del júbilo, del goce: es algo que se basa en nada y que, sin embargo, es real; es decir, sobre nada se puede avanzar. Creo que Nietzsche lo vio muy bien: esa nada es el presente, y la muerte no está aún en el presente, es la sombra de amenaza, el reverso de seriedad de la vida".

Frente a la idea: "somos culpables porque queremos el mal", Savater contrapone otra: "No, la voluntad no es culpable, es culpable el realizarla de determinadas formas, pero el desear lo que nos autoafirma, lo que es gozoso, eso no tiene nada de malo. El mal viene cuando esto entra en colisión con otros principios humanos que hay que respetar. Por eso soy muy antieclesial, y también estoy en contra de una cierta visión del cristianismo anticorporal, trascendentalista, que convierte la felicidad en premio y no en entrega al instante, y sobre todo que devalúa la muerte. Cualquier trascendentalismo me parece que frivoliza la muerte: lo más serio contra la religión lo dijo Pessoa cuando escribió que la religión 'es metafísica recreativa".

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