EE UU duda de la necesidad de la movilización
La rapidez y el dramatismo de los acontecimientos en la región de los Grandes Lagos provocaban ayer perplejidad en Washington, donde, al tiempo que se insistía en que Estados Unidos continúa sus preparativos para aportar unos 5.000 soldados a la operación militar multinacional aprobada por el Consejo de Seguridad de la ONU, se expresaban dudas sobre la utilidad de la misma. El secretario de Defensa, William Perry, declaró que la operación tendrá que cambiar sus objetivos iniciales, y no descartó incluso la posibilidad de que la participación norteamericana sea anulada.
Los países participantes en la operación se reunirán el jueves en una base militar norteamericana de Stuttgart (Alemania) para estudiar los informes de los equipos militares occidentales enviados a Zaire y Ruanda y discutir si la dimensión y los objetivos planeados tienen que ser modificados. Pero entretanto, el general canadiense Maurice Baril, jefe de la fuerza multinacional, viajó esta madrugada a Kigali (Ruanda).El hecho de que los refugiados hutus continuaran su retorno desde Ruanda a Zaire por tercer día consecutivo y las declaraciones del Gobierno de Ruanda afirmando que la prevista operación militar multinacional ya no es necesaria, desencadenaron declaraciones confusas en muchas capitales. La mayoría reiteraban la necesidad de seguir adelante con la operación, aunque sugerían que hay que volver a estudiar sus fines.
Las dudas eran mayores en EE UU, un país que ya arrastró los pies para sumarse a la operación y que tan sólo lo decidió oficialmente el pasado viernes, cuando el presidente Bill Clinton confirmó que su país estaba dispuesto a aportar unos 5.000 soldados, un millar de ellos destinados al aeropuerto zaireño de Goma y el resto estacionado en países vecinos.
Perry comenzó la jornada declarando que el éxodo obliga a a modificar los planes. "Ha habido algunos interesantes y positivos acontecimientos en los últimos días, y es posible que nuestro plan, el plan de los aliados, sea modificado", dijo. "La continuidad del movimiento de regreso a Ruanda", añadió, "no eliminará la necesidad de apoyo humanitario, pero sí cambiará sustancialmente la naturaleza de esa necesidad".
A mediodía Perry efectuó otras declaraciones a la NBC que dejaban abierta la puerta a la posibilidad de que EE UU termine por no participar en la operación. Comentó que EE UU "no es el Ejército de Salvación", e informó que Washington decidirá "en los próximos días" si sigue siendo necesario enviar soldados.
Entretanto, en las filas republicanas, mayoritarias en el Congreso, iba creciendo la oposición al envío de los soldados. El senador por Oklahoma Don Nickles lo expresó así: "Si nuestra intervención puede salvar cientos de miles de vidas, estoy a favor; pero no estoy seguro de que ello sea necesario. Más útil sería dar asistencia financiera a las organizaciones humanitarias".
Mientras continuaban los preparativos en bases militares norteamericanas de Alemania e Italia, Clinton esperaba ayer el informe de los 40 soldados norteamericanos enviados en misión de exploración a Zaire. Ya había hablado por teléfono con el presidente surafricano Nelson Mandela.
Mandela informó que, tras consultar con Clinton, con el francés Jacques Chirac, el canadiense Jean Chrétien y el secretario general de la ONU, Butros Butros Gali, seguía convencido de la necesidad de aportar tropas surafricanas a la fuerza multinacional. Pero su vicepresidente, Thabo Mbeki, declaró en la reunión mundial sobre alimentación de Roma: "No necesitamos la cantidad de soldados de la que habíamos estado hablando".
Naciones Unidas insistía en que la misión sigue teniendo sentido porque, aún sigue miles de refugiados en los campamentos del Este de Zaire.
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