La pronunciación de Franco
Gregorio Salvador escribió un artículo delicioso sobre la pronunciación de Franco que, durante años, ha sido comentado y manejado por especialistas en lingüística y en fonética. Después hizo otro trabajo sobre sus discursos. Su diagnóstico es que Franco pronunciaba muy mal."Él salió de Galicia con 16 años", comenta Salvador, "y volvió poco, salvo cuando iba de veraneo al Pazo de Meirás. Y, sin embargo, mantuvo toda su vida un galleguismo linguístico de cerrada pronunciación. Es curioso. Lo lógico habría sido que cambiara el acento, pero no lo perdió jamás".
El otro artículo de Salvador, menos técnico, formaba parte de su libro Política lingüística y sentido común. Allí están recogidos los discursos de Franco desde 1937 hasta el último en la Plaza de Oriente, que se editaron en disco poco después de su muerte.
"Para un lingüista", dice el académico, "resultaría interesante observar cómo había evolucionado. Y comprobé que no evolucionó nada. Franco era tan inconmovible lingüística como políticamente. En la cercanía de su fallecimiento seguía pronunciando igual que en 1937.
Respecto a los textos de aquellos discursos, la opinión de Gregorio Salvador tampoco es favorable. Quizá valdría decir que es un poco perpleja: "Yo creo que los discursos se los escribía su peor enemigo. Se trababa mucho Franco al leerlos y no es de extrañar. Iban llenos de términos que no se adecuaban a su forma de expresarse. Por ejemplo, improbabilidad y, al llegar ahí, se trabucaba. Si hubiera contado con gente que pensara en su capacidad lingüística, le habrían salido mejor los discursos".
Gregorio Salvador, nacido en Granada, de 68 años de edad, jubilado cuando tenía 65 por imperativo de la ley, es catedrático emérito, pero continúa con su actividad de lingüista, sigue escribiendo y desarrolla intensamente las actividades propias de su condición de académico.
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