Arnulf Rainer presenta sus obsesiones místicas
El pintor austriaco comparte con Buñuel y Saura su vision del fenómeno religioso
Fascinado por el misticismo español y por el lado más grotesco de Goya, Arnulf Rainer nunca había podido mostrar en España una vision completa de su obra. Este pintor austriaco de 68 años, considerado como un clásico del arte contemporáneo, presenta en Santiago una retrospectiva que abarca más de cuatro décadas, durante las que Rainer no ha abandonado su obsesión por los símbolos religiosos. El Centro Galego de Arte Contemporánea (CGAC) inauguró ayer la muestra de Rainer al mismo tiempo que una singular visión del catalán Perejaume sobre los vínculos entre arte y territorio."Esta exposición estaba predestinada a hacerse en Santiago", dice su comisaria, la alemana Barbara Catoir. Lo curioso es que Rainer jamás había pisado la ciudad gallega pero la ausencia fisica no es un impedimento para la comunión espíritual. "La idea que representa este lugar y el camino de as peregrinaciones que aquí concluye", agrega Catoir, "están muy presentes en su obra, como si tuvieran una proyección espiritual en ella". Tanto que la muestra se ha titulado Campus Stellae, es decir, Compostela.
Antirracionalista militante, Rainer nunca ha podido desprenderse de la huella impresa en él por la vivencia del catolicismo de su país de origen, con las correspondientes cargas de austeridad e inclinación a la experiencia mística.
"Lo religioso no está presente en su obra como un modo de afirmación", precisa Catoir, "sino con una vocación de subvertirlo. Su relación con el catolicismo es muy parecida a la de artistas españoles corno Buñuel o Antonio Saura". En el modo de vivir el catolicismo Rainer halla muchas semejanzas entre España y Austria. Cuando pinta el rostro de un hombre con expresión de arrebato místico titula el cuadro simplemente Cabeza española. De ese parentesco religioso ha extraído la comisaria el material para la retrospectiva. El interés de Rainer por lo español se refleja también en su profuso diálogo con la obra de Goya. El austriaco toma las caras más grotescas del artista aragonés, las amplía y sobre ellas pinta sus propias variaciones. También hace algo parecido con Franz Halls o con los estudios anatómicos de Leonardo da Vinci como resultado de otra de sus grandes obsesiones: la fisonomía del cuerpo humano y de los rostros en particular.
El propósito de los responsables del CGAC es centrarse en la producción propia "porque es lo que da solidez a un proyecto", indica su directora, Gloria Moure. Al mismo tiempo continúa el desfile de artistas españoles invitados por el museo gallego a adaptar sus ideas a una sala especial, el llamado Doble Espacio. En esta ocasión, coincidiendo con la apertura de la muestra de Rainer, el invitado ha sido Perejaume, que presenta su peculiar concepto del despintor, desarrollado en un ensayo que publicó recientemente. El despintor de Perejaume es "el pintor paisajista ideal".
Cuando la naturaleza se tiende a convertir en un reducto cada vez más menguado por el avance de la urbanización, Perejaume creé estéril tratar de seguir reproduciéndola y opta por una actidud casi contemplativa, "de dejar hacer a la realidad".
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