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Reportaje:

El aliciente de las prácticas y las promesas incumplidas

Para acceder a una universidad privada los alumnos deben superar una prueba psicotécnica (aptitudes) que realiza y evalúa la propia institución con el fin de calibrar, dicen, las condiciones del aspirante a una determinada carrera: "Es una manera de comprobar si el alumno se equivoca o no al elegir una opción", coinciden en señalar los responsables de estas instituciones.Si bien es cierto que el decreto de mínimos obliga a estos centros a exigir la selectividad a aquellos alumnos que cursen carreras de ciclo largo, este requisito desaparece para las carreras de tres años. Esto es un aliciente importante para un buen número de alumnos.

Es el caso de Marta R., alumna de la Universidad Alfonso X El Sabio. "Mi intención era hacer Empresariales en la Complutense, no pude entrar por la nota de selectividad, así que me matriculé en ésta donde no era necesaria para la diplomatura".

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¿Universidad pública o universidad privada?

Marta se muestra satisfecha con la calidad de los estudios que cursa en la universidad privada, aunque reconoce que no es "todo lo que prometen". "Lo mejor de esta universidad es, quizá, la atención personalizada del profesor, pero tampoco es para echar campanas al vuelo. En algunas materias no se cumplen todas las horas de prácticas y los laboratorios muchas veces están masificados. Respecto al trabajo seguro, habrá que esperar a que salga la primera promoción dentro de dos años. Es verdad que se hacen prácticas en empresas, pero sólo los alumnos seleccionados", apostilla.

Desde esta universidad, que tiene suscrito un convenio con la patronal CEOE, se asegura que conseguir empleo para los alumnos no es "el único objetivo ni el más importante".

"En la Alfonso X El Sabio nuestros alumnos hacen prácticas en empresas desde el 2º año académico, claro que hay una selección porque es fundamental que el alumno esté preparado, pero no puede entenderse como un filtro, sino como un requisito que beneficia al propio alumno", señala Antonio Belver. "En breve dispondremos de una oficina de empleo propia que permitirá la salida profesional de nuestros estudiantes".

El caso de la Universidad San Pablo-CEU es bien distinto. Tiene carácter de fundación y nace de la Asociación Católica de Propagandistas (institución apostólica de laicos). "De ahí que en nuestro ánimo no está el lucro", advierte su director de Relaciones Externas, Arturo Martínez de la Concha, "aunque es obvio que tampoco podemos perder dinero".

"Sin embargo", continúa, "hemos mantenido algunas humanidades que nos resultan gravosas porque en nuestro ideario la formación humanística es prioritaria. Este criterio siempre está por encima del económico".

Pasa a la página 35

"No se puede comparar globalmente la universidad privada con la Pública"

Viene de la página 33Para muchos, la Fundación San Pablo está a la cabeza de las universidades privadas españolas, -no en vano es la única autorizada a impartir estudios de tercer ciclo (posgrado)-, en cuanto a calidad de los servicios educativos que ofrece: ratio media de 13 alumnos por profesor; 240 doctores; 30 convenios de prácticas con empresas; bolsa de empleo y un amplio programa de becas (300 el pasado año).

Pero también hay protestas. En alguno de los colegios adscritos los alumnos expresan sonadas quejas, como en Arquitectura Técnica, donde los estudiantes hablan de masificación.

"Desconozco esta situación" replica Martínez de la Concha, "en los dos campus que tenemos no es así. En todo caso, nosotros no nos atrevemos a decir que un universidad privada es, por definición, mejor. No es posible la comparación global. Hay pésimas y extraordinarias universidades públicas y privadas. Lo razonable es que la gente se informe bien y después elija".

La Universidad Ramon Llull (URL), de inspiración cristiana y con sede en Barcelona, fue reconocida por el Parlamento catalán en mayo de 1991. En septiembre del mismo año empezó su andadura. De momento, es la única universidad privada de Cataluña, ya que en puridad la Oberta de Catalunya es semiprivada, con participación de la administración catalana.

La URL no nació de la nada. Su embrión fue la federación de la Facultad Eclesiástica de Filosofía y Teología de Cataluña y la Escuela Blanquerna -ambas dependientes del arzobispado-, la Escuela de Telecomunicaciones de La Salle y el Instituto Químico de Sarrià. El promotor de esta universidad fue el cardenal Narcís Jubany, anterior arzobispo de Barcelona.

En los cinco años que lleva funcionando, la URL ha logrado impartir 33 carreras. Para el curso próximo, tiene previsto lanzar otras tres: Ciencias Políticas, Sociología y Relaciones Laborales. La oferta de la Ramon Llull abarca todas las áreas de conocimiento, desde las Ciencias Sociales a las Humanidades, pasando por estudios técnicos y Ciencias Experimentales.

El proceso de acceso a la URL es independiente de la preinscripción de las universidades públicas. Un estudiante puede solicitar una plaza en la Ramon Llull y simultáneamente preinscribirse en el sistema público. Según datos de la universidad, de los alumnos que se preinscriben a la vez en la URL y en una universidad pública, el 45% prefiere la plaza privada, pese a obtener una pública; el 22% se matricula en la Ramon Llull al no poder ingresar en un centro público; y el 33% restante opta sólo por la URL.

En la actualidad, hay sobre la mesa del Comisionado de Universidades de la Generalitat dos solicitudes de promotores particulares para la creación de otras tantas universidades privadas. Uno de los proyectos tiene un carácter muy local: los Estudios Universitarios de Vic, con varios centros que ahora funcionan como adscritos a universidades públicas. Detrás de la segunda propuesta, la de la Universitat Lliure de Catalunya, hay conocidos empresarios, políticos democristianos y personas vinculadas al Opus Dei.

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