Loach espera que 'La canción de Carla' ayude a Nicaragua

Ken Loach tenía dudas antes de empezar el rodaje de La canción de Carla. No quería que la película se convirtiera en un mitin sobre la situación de Nicaragua, por eso eligió como protagonista masculino a un conductor de autobús de Glasgow. "Evitamos que el héroe fuese un periodista o un intelectual que viviese lo que ocurrió en ese pequeño país en los ochenta de una forma cerebral, queríamos que fuera un obrero el que experimentara ese infierno en su propia piel y comprobar así si el internacionalismo significa algo", explicó ayer el polémico director de cine británico en la presentación de su último filme, que se estrena en España el próximo viernes, el primer país donde llega a las pantallas.El director de Tierra y libertad definió su último trabajo como una película sobre el amor, la política y la guerra. "Es la historia de cómo la política entra en las vidas personales. Desde el principio se ve que Carla ha sido muy dañada y que intenta dar la espalda a su pasado en Nicaragua. La idea inicial de George es llevarla a su país para luego volver juntos a casa. Espero que el público que vea la película cambie algo su opinión sobre ese país".

Criminales de guerra

Criticó abiertamente Loach la política exterior de Estados Unidos: "No se cómo se pueden enfrentar a unas elecciones con presiones tan fuertes. O eligen lo que ellos quieren o les van a aplastar", vaticinó al respecto de los comicios que se van a celebrar en Nicaragua. "El público ve en la televisión a Clinton hablando, como antes lo hizo Bush o Reagan, y nadie les contradice, quizás un grupo de gente sepa que son criminales de guerra quienes hablan, pero la mayoría de la gente no lo sabe", añadió el realizador, quien atacó al Reino Unido porque "sigue la política de Estados Unidos como un perro fiel".La película transcurre en el año 1987 en medio de los ataques de la Contra al Gobierno sandinista. "La canción de Carla aborda las posibilidades, de transformación de las personas cuando deciden estar juntas. En Nicaragua hubo grandes avances en lo que a educación y sanidad se refiere", dijo Loach, quien aseguró - también que muchas de las historias paralelas que se cuentan en el filme son reales. Su guionista, Paul Laverty, pasó cerca de dos años en ese país investigando. "Hay muchas Carlas en Nicaragua", explicó Laverty, quien alertó del peligro de involución en ese país, donde el 50% de la población es menor de 15 años y ni conoció al dictador Somoza ni sabe lo que fue la lucha entre la Contra y los sandinistas. Laverty aclaró también que Nicaragua es un país totalmente empobrecido donde cada niño, hombre o mujer tiene una, deuda de 250.000 dólares, cuando su salario anual es de 250 dólares.

Para el director de Lloviendo piedras, el sandinismo no fue una utopía, porque "la gente tuvo la oportunidad de apoderarse de sus propios recursos y todavía quedan restos de esa época representados en las organizaciones civiles".