Los expertos dudan en seguir probando vacunas antisida sin lograr antes avances en laboratorio

Después de 10 años de investigaciones y 16 prototipos de vacunas analizadas sin resultados, los científicos reunidos en la XI Cumbre del Sida en Vancouver (Canadá) han hecho renacer de sus cenizas este concepto. Es la única vía para frenar la epidemia en países en desarrollo que no disponen de 1,5 millones de pesetas por enfermo y año para pagar las nuevas combinaciones de fármacos. Sin embargo, puestan por más investigación básica ande lanzarse a ensayos clínicos a gran escala para no volver a equivocarse.

"Diez vacunas cuidadosamente analizadas nos pueden enseñar más que cien probadas superficialmente", enfatizó ayer en Vancouver John Moore, científico del Centro de Investigación sobre el Sida Aaron Diamond de Nueva York. Era una crítica a los trabajos realizados en el campo de la inmunización en los últimos diez años. "Esto debe cambiar, o si no en otra década seguiremos debatiendo cómo hacer una vacuna y no celebrando que la hemos conseguido".La vacuna contra el sida aún no existe y los científicos, honradamente, no ven cerca el momento de conseguirla. Algunas compañías se dan un plazo de hasta diez años. En Vancouver se siguen presentando ensayos clínicos, los últimos con dos prototipos de vacuna elabora dos a partir de la QP120 -una proteína de la cubierta del virus del sida- que han mostrado en humanos protección contra múltiples variedades del VIH y que además es segura, según su patrocinadores, de los " Institu tos Nacionales de la Salud (INH) de Estados Unidos. Otras estrategias se están orientando en estos momentos hacia vacunas a partir de nuevos vectores como el canarypox, con los antígenos gav, env y pol. El problema, según Moore, es cómo se ha trabajado hasta ahora. "Los empíricos argumentan que nunca ha sido necesario saber cómo funcionan las vacunas para lograr una eficaz. De hecho, al día de hoy no se comprende del todo cómo funciona la de la polio, cuarenta años después de haber sido desarrollada." En otras palabras, se dicen, "vamos a fiarnos de la suerte porque tuvimos suerte en el pasado". Sin embargo, la polio y la viruela fueron fáciles de contrarrestar en comparación con el VIH, en opinión de este científico.

Más investigación

Como miembro del Departamento de Sida de los INH, Moore recordó la recomendación de este organismo de volver los ojos y los esfuerzos hacia la investigación básica y en concreto hacia la "cultura de la inmunogenicidad". Moore insistió en que "los investigaidores interesados en las vacunas contra el sida deben centrarse en cómo el VIH interactúa con el sistema inmunológico. El énfasis debe ponerse en la inmunología de la infección por VIH", insistió. El investigador subrayó que ensayos clínicos rigurosos con pequeños grupos de riesgo "tienen más valor que aparentes eficacias en ensayos de población con vacunas mediocres. Debemos insistir en entender las consecuencias de la inmunización y no en el hecho de inmunizar".Representantes de países del Tercer Mundo no están del todo de acuerdo con esta idea. Su problema es tan acuciante que están dispuestos a prestarse ante la mínima esperanza, como dio ayer a entender Edward K. Mbidde, médico del Instituto del Cáncer de Uganda. "La vacuna es nuestra única esperanza y nuestra primerísima prioridad", afirmó tajante.

Mbidde, consideró en la cumbre de Vancouver que "el sida es una enfermedad pública" y que, por tanto, "la vacuna debe ser una prioridad pública".

En ello coincidió con Moore. Este investigador, de origen ,británico, apostó porque las administraciones públicas inviertan dinero en las investigaciones que en estos momentos hace la industria privada. "Deben compartir la responsabilidad de la prueba inicial", retó a los estados. Según explicó, EE UU sólo invierte actualmente en investigación de vacunas un 10% del presupuesto global de la lucha contra el sida que suma 113 millones de dólares -unos 13.560 millones. de pesetas. "Si EE UU quiere ser el líder del mundo libre, tiene que pagar por esa responsabilidad".