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Manolo Valdés enseña en el IVAM un viaje por su museo imaginario

Una antológica revisa la trayectoria del artista en 15 años

Pintar es mirar para Manolo Valdés (Valencia 1942). Pero es hacerlo, con la falta de inocencia propia de la condición moderna, desde la relectura de la mejor tradición artística. Por ello, el oficio, su práctica aplicada y persistente, es su gran arma y la materia, magistralmente dominada, su principal instrumento. La antológica que ayer inauguró el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) revisa 15 años de producción en solitario de un artista que supo comenzar de nuevo tras la desaparición del míticio Equipo Crónica y que ha construido desde entonces un brillante "museo imaginario".

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"No pretendía una exposición aparatosa. Quería una exposición sobria". El crítico Valeriano Bozal, comisario de la antológica, explicó así el planteamiento de la muestra, en la que unas 40 pinturas y esculturas del artista valenciano, residente en Nueva York desde hace varios anos, permiten revisar la trayectoria en solitario de Valdés, desde que en 1981 se deshizo el Equipo Crónica por la muerte de su otro componente, Rafael Solbes."La he montado como se monta una exposición permanente", añadió Bozal, quien perfiló muy bien la posición artística de Valdés al señalar que lo suyo es construir un lenguaje nuevo y original mediante la resolución de los problemas que plantea cada pintura y cada pieza escultórica. Según el comisario de la exposición, Valdés elude las"ocurrencias", en una constancia ajena a las improvisaciones llamativas y vanguardistas.

"No estoy demasiado preocupado por esos temas a la hora de pintar", asegura Valdés cuando se le pregunta si se siente dentro de esa "lucha de lo moderno" que caracteriza el arte más sólido y reflexivo de nuestro tiempo. Es una respuesta muy propia de este artista, que siempre remite al trabajo en el estudio como último y auténtico sentido de su obra. "El compromiso del artista es hacer un buen trabajo", añade para rubricar esa idea. Un trabajo que consiste, como permite entender la exposición del IVAM, en reinterpretar temas y escenas de la tradición artística, desde Velázquez, Zurbarán, Rubens, Rembrandt y Goya a Picasso o Morandi, con todo el arsenal de medios, según las épocas, que aportan creadores tan diferentes corno Klee, Miró, Léger, Saura, Dubuffet, o Tàpies.

La singular utilización del lenguaje y los recursos del Pop Art que hizo el Equipo Crónica durante sus 15 años de existencia se combinaba con el gusto por el oficio y con una profunda y meticulosa atención a la cultura de lo que puede denominarse la corriente central del arte, aquella que se ha sedimentado precisamente en los museos. La exposición del IVAM permite comprobar cómo, en la evolución en solitario de Valdés desde 1981, se impone y se despliega con brillantez esa segunda cara del Crónica, con un profundización en la exploración de la materia -el óleo y la arpillera, en definitiva, "bastante tradicionales", según el propio artista- que arroja unos resultados ricos y complejos, de una indiscutible perfección.

Interés por lo clásico

El director del IVAM, Juan Manuel Bonet, hizo ayer especial referencia a este último aspecto al recordar los iniciales contactos de Valdés con el informalismo y señalar cómo su obra, siempre figurativa, ha ido recorriendo un camino crecientemente subjetivista y atento a la pincelada y a la técnica. También Bonet se refirió al interés de Valdés por los temas de la pintura clásica y dijo que el artista "sigue visitando las salas de un museo imaginario".De esta manera, el IVAM se convierte, desde ahora y hasta inicios del próximo mes de septiembre, en un museo real para ese otro que Valdés ha ido creando, y del que se desprende la inequívoca sensación de alguien que disfruta apasionadamente con el ejercicio de la creación artística.

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