El equipo de lujo de 'Haciendo Lorca' ofreció en Madrid el último estreno de la etapa socialista

Haciendo Lorca ha sido el último estreno teatral de la etapa socialista. Nombres casi sagrados de la escena española contemporánea, como Federico García Lorca, el director Lluis Pasqual, los actores Nuria Espert y Alfredo Alcón, (nadie recordaba su condición de argentino), y el escenógrafo Frederic Amat, protagonizaron una noche esperada por las gentes de la cultura que acudieron masivamente al acontecimiento. Todos, tras ovacionarles, salían del Teatro María Guerrero, sede del Centro Dramático Nacional, (CDN), con un entusiasmo poco habitual en las distanciadoras noches de estreno.

La mayoría del público reconocía algunas obras de García Lorca a las que pertenecían los diferentes fragmentos de Haciendo Lorca. Eran, fundamentalmente, Bodas de Sangre y, en menor medida, Yerma, El público, Así que pasen cinco años, un poco de Mariana Pineda, el fragmento de una carta y dos poemas de Poeta en Nueva York. Más difícil era percibir una frase, sólo una frase, de Shakespeare, extraída de Antonio y Cleopatra. El espectáculo era un recorrido por el universo del poeta, "por el Lorca lunar y el Lorca solar en el que hemos tratado de llegar a la esencia", según Pasqual.El estreno en Madrid se hizo esperar un día más con respecto a lo previsto. Según su director las funciones celebradas en Sevilla la semana pasada sirvieron para pulsar al público y ver que modificaciones eran necesarias: "En Sevilla hicimos una especie de concentración, a la manera de los deportistas, y nos sirvió para oír la respiración de los espectadores, porque este espectáculo era imprescindible contrastarlo con ellos...", señalaba Pasqual, "el espectáculo estaba hoy, no ayer, porque como el arroz un montaje hay que presentarlo cuando está en su punto". Durante esta semana Pasqual ha cambiado algunas cosas del montaje e incluso le ha dado otra intencionalidad al final del mismo.

Faltaron quince segundos para llegar a los cinco minutos de ovaciones y aplausos con que el público madrileño, acogió el estreno de Haciendo Lorca. Por los comentarios a la salida del estreno, uno de los más esperados de la temporada teatral, sólo hubo dos cosas que no gustaron: el título del espectáculo y la corta duración, (una hora y cuatro minutos). Son muchos los que piensan, -dicen que Lluis Pasqual también-, que ese gerundio del título es feo. Para el director fue difícil dar nombre al espectáculo y de hecho no lo encontró hasta dos semanas antes del estreno. Antes barajó la posibilidad de llamarlo Lunas de sangre. Parece ser que Isabel García Lorca, (que no pudo asistir al estreno, pero sí toda su familia), hermana del poeta y a la que Pasqual consulta habitualmente, no por ser la heredera, sino por amistad y afecto-, le convenció para buscar otro título y el hallazgo no ha satisfecho a nadie. A Pasqual, que acaba de ser nombrado Caballero de la Orden Nacional de la Legión de Honor Francesa, le le queda el consuelo de que en otros idiomas ese titulo suena mejor y el montaje tiene previsto, tras irse de Madrid el 2 de junio, acudir al Theatre Odeon de París (a partir del 10 de junio), donde se despide como director del Theatre de Europe, con este espectáculo en castellano. Tampoco se descarta la posterior realización de una gira.

Pero si el título no gustó, otra reacción bien distinta parece ser la causada por el espectáculo. El escritor Vicente Molina Foix, decía:"El único defecto achacable es que sabe a poco, termina y uno quiere más", y añadía: "Soy un gran lorquiano, de los pocos que quedan, porque ahora parece que está de moda denigrar a Lorca y ha sido impresionante ver a Alcón y a Espert..., Nuria ha hecho el mejor trabajo de su carrera".