Las letras y la ciencia, de estreno en la Autónoma

VIENE DE LA PÁGINA 1

Además de las letras que reposan en los anaqueles de la nueva biblioteca de Humanidades, los cimientos del edificio están envueltos en literatura. Toda la que le ha echado el arquitecto Carlos Vega (hermano del cantante Antonio Vega), uno de los diseñadores de la obra. Cada planta encierra un mensaje.

El sótano, frío y hermético, guarda el depósito de libros y la sección de documentación. "Da idea de la hermeticidad del conocimiento. Es el infierno", según Vega. La planta de acceso, "el mundo", simboliza el acercamiento al conocimiento, a la sala, de lectura. Y la última planta, cerrada al exterior, está rodeada, por una gran piedra que en apariencia es como si flotara en el espacio. "Es el conocimiento, la plenitud, la verdad", aclara el arquitecto. Directamente del cielo, los alumnos recibirán la claridad del día, a través de un libro abierto que deja pasar la luz.

La mudanza de la anterior biblioteca -ubicada en la Facultad de Filosofia y Letras- ya está hecha. De momento, el edificio -en el que se han invertido 700 millones de pesetas- ya tiene clasificados 140.000 libros. En una década aumentarán a medio millón los volúmenes. Sobre la ampliación de los fondos, el rector, Raúl Villar, dice: "Ahora no tenemos presupuesto para invertir en libros, pero esperamos que en diez años podamos aumentarlo. Todos los años, la Autónoma invierte unos doscientos millones en fondos".

La biblioteca dispone de 900 puestos de lectura. La sala de estudio estaba ayer a rebosar de cabezas y codos sobre libros y apuntes: la mayoría, de estudiantes de la Facultad de Filosofia y Letras. En voz baja, comentaban la anterior biblioteca con las instalaciones recién estrenadas.

"Nada que ver con la que teníamos hasta hace unos días. La luz, la ubicación de los libros, el espacio, las sillas nuevas, todo", contaba José María Pascua, de Geografia e Historia. De la comodidad de los asientos hablaba también Miriam Cremades, de 24 años, en tercero de Filosofía y Letras. "Menuda diferencia de sillas; las mesas de estudio también son más altas, y puedes cruzar las piernas. Apetece estudiar más con esta luminosidad", explicaba la alumna. Entre las bondades del edificio puede citarse la ausencia de barreras arquitectónicas: hay rampas, ascensor y cuartos de aseo adaptados a las personas minusválidas. Las tres plantas están enlazadas por siete escaleras -siete son los pecados capitales-, distintas entre sí pero unidas al significado de cada piso.

Nuevos materiales

En el otro extremo del campus, el ministro Jerónimo Saavedra descubría una de sus últimas placas como responsable de Educación. La de la nueva sede del Instituto de Materiales de Madrid, que depende del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que ha invertido 2.000 millones de pesetas. Sobre 12.000 metros cuadrados se alzan cuatro plantas, en las que se investigarán y desarrollarán los nuevos materiales que se aplican a la industria (semiconductores, ópticos, moleculares, magnéticos). En palabras del ministro, los nuevos materiales "son el futuro". También advirtió que la investigación y la ciencia deben quedarse al margen de la contienda política.