La policía palestina detiene a tres dirigentes del ala militar de Hamas señalados por la CIA
La policía palestina detuvo a tres presuntos dirigentes del ala militar del movimiento de resistencia islámica Hamás pocas horas después de que Yasir Arafat se entrevistara con el norteamericano George Tenet, vicedirector de la Agencia Central de Inteligencia (CIA). Tenet presentó el sábado al líder palestino una lista de cinco cabecillas de Hamás que estarían implicados en la ola de atentados que han conmocionado a Israel, con un saldo de 60 muertos, y puesto en grave peligro el proceso de paz. El Gobierno israelí reconoció ayer por vez primera que las presiones a la Autoridad Nacional Palestina (ANP) para desmantelar la red terrorista islámica están comenzando a dar frutos.
Fuentes oficiales palestinas confirmaron que la policía de Arafat detuvo la noche del sábado en Jan Yunis, un pueblo al sur de Gaza, a tres presuntos líderes de las brigadas Ezzedin el Kasam. Uno de ellos, Abdel Fatah Satari, figuraba en la lista que el vicedirector de la CIA entregó a Arafat en el curso de la reunión secreta que mantuvieron el sábado en la residencia campestre del líder palestino, cerca del puesto fronterizo de Eret. Portavoces oficiales palestinos se mostraron reacios a confirmar la celebración del encuentro, y menos aún a hablar de su contenido, revelado luego por fuentes oficiosas. Los otros dos supuestos cabecillas de la rama militar de Hamás detenidos son Salem Abu Maruf y Kamal Jalifa, que junto con Satari habrían planificado la última ola de atentados. Su jefe máximo, Mohamed al Deif, no pudo ser localizado.El Gobierno israelí ha reconocido por primera vez que está satisfecho con la cooperación de la policía palestina en los últimos días en la persecución de militantes islámicos. "La ANP está comenzando a tener una actitud más seria al respecto", afirmó ayer Moshe Shahal, titular de la cartera de Seguridad Pública, al término de la reunión del Consejo de Ministros.
Las fuerzas de seguridad de Arafat han detenido en los últimos días a más de medio millar de presuntos militantes o simpatizantes de Hamás y clausurado mezquitas, universidades y centros culturales ligados a la resistencia islámica en el territorio autónomo de Gaza. Además, Arafat ha destituido al jefe de seguridad de la ANP, el coronel Jibril Rajub, por no haberse mostrado suficientemente activo en la persecución de integristas. A ello hay que sumar la feroz ofensiva del Ejército israelí en Cisjordania, con allanamientos, detenciones, demoliciones de casas de sospechosos de pertenecer a Hamás, cierre de instituciones y, sobre todo, el establecimiento de un cordón sanitario que impide el tráfico de personas y mercancías entre los dos territorios autónomos y entre éstos con Israel. El cierre de fronteras será levantado parcialmente hoy en Cisjordania, entre las seis de la mañana y las seis de la tarde, para que los palestinos puedan comprar provisiones.
Psicosis terrorista
Entre la población israelí se ha despertado nuevamente la psicosis de terror tras la difusión de un presunto comunicado del ala militar de Hamás, cuya autenticidad es difícil comprobar, en el que se anuncia la reanudación de la violencia en respuesta a la ofensiva israelí contra sus militantes.
Mientras, guerrilleros de la Yihad Islámica mataron ayer a un soldado de una patrulla israelí en la llamada zona de separación, al sur de Líbano.
El Gobierno de Simón Peres ha anunciado que el presidente norteamericano, Bill Clinton, participará en una reunión extra ordinaria del Gabinete israelí el próximo miércoles, durante la breve visita que realizará a Jerusalén a su regreso de la cumbre internacional antiterrorista que ese mismo día se celebrará en Sharm el Sheij, en Egipto, y a la que asistirán más de treinta líderes árabes y occidentales. La cumbre supondrá un balón de oxígeno para Peres, muy debilitado por la ola de violencia que vive Israel a menos de tres meses de las elecciones, y también para Arafat, que obtendrá así el respaldo político de los países árabes y occidentales.
Cada vez parece más probable que Siria, una nación clave para la estabilidad de la región, no acuda a la cumbre, a pesar de que el presidente egipcio, Hosni Mubarak, ha tratado de convencer a su homólogo Hafez el Assad de la necesidad de que su Gobierno no boicotee la cumbre. Tampoco parece que vaya a asistir Líbano. Los que sí han mostrado ya su total rechazo han sido Libia e Irak, que no han sido invitados. El líder libio, Muammar el Gaddafi, dijo ayer que la paz en la región será una realidad sólo cuando desaparezcan Israel y EE UU. Irak ha definido la reunión como "una comedia orquestada por uno de los países más terroristas, EE UU".
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