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El fin del "pesebre" cultural

La elegante metáfora del pesebre ha servido para denominar la suculenta cantidad de alfalfa, avena, paja y cereales diversos que en forma de prebendas, cargos y dineros públicos la Administración socialista ha dispensado a sus adictos. Entre los pesebreros los ha habido también escritores, críticos y otras gentes de la cultura. Así lo vienen repitiendo los voceros de la oposición de la derecha desde hace ya algunos años, que alguna vez, muy cultos ellos, han tratado incluso de refrendar con autoridades clásicas el origen y empleo de la sugestiva metáfora.Bueno: pues parece que el pesebre se acaba a toda velocidad, a tanta que no hay que esperar al 4 de marzo y que, al paso veloz que han empezado a tomar las cosas, no sólo no va a haber pesebre, es que vamos a la purita nada. Algunos datos: teatros de! la Generalidad de Valencia, organismo dependiente del Gobierno de la comunidad, contrata a un conocido crítico de teatro para. dirigir la primera. semana de febrero un curso sobre Molière. La convocatoria del curso se publica en la prensa nacional y local. 'Tres días antes de su comienzo la organización confirma y recuerda al interesado las fechas y tras circunstancias. Pero esa misma tarde el curso s suspendido sine die y sin mediar ninguna explicación.

Más fuerte aún: el Ayuntamiento e Alcalá de Heares, bajo Gobierno socialista, llega a un acuerdo con la Caja de Ahorros para que esta aporte 400 millones de pesetas, el Ayuntamiento pondría los terrenos, M con destino a una fundación que llevaría el nombre de José Caballero, que albergaría una exposición permanente del gran pintor y que sería el eje en torno al cual giraría la vida cultural de Alcalá de Henares. El nuevo gobierno municipal del PP salido de las elecciones de mayo pasado congela el proyecto: Alcalá no tendrá esa fundación ni, por tanto, ese centro cultural. No ha habido explicaciones claras, pero es evidente que los responsables políticos del municipio no consideran objetivo importante ni rentable un espacio de esas características.

Son, como se ve, rotundas maneras de acabar con el pesebre. El pobre y grande de José Caballero (la galería Guillermo de Osma de Madrid, ha hecho una magnífica exposición de su época surrealista; óleos, acuarelas, dibujos de oro), ha sido retirado violentamente del pesebre del que él en vida nunca se abasteció. Directora de la Administración socialista hubo que metió la pata cuando quiso hasta impedir la celebración de una retrospectiva de su obra en el Reina Sofía. Las torpezas de la ilustre dama determinaron al Ayuntamiento a montar la exposición en el Centro Cultural de la Villa y apuntarse el tanto, ya muerto el pintor. Pero eso, por lo visto, valía ayer, para ir a la contra; hoy ya no vale, hoy una exposición permanente de José Caballero carece de interés.Síntomas inquietantes. Es conveniente, sin duda, acabar con los clientelismos, donde los haya habido, que los ha habido, pero partir del supuesto de que todo ha sido pesebre es un craso error. Ejemplos podría aducir también yo de actividades culturales claramente clientelistas organizadas por el PP en algunas de sus administraciones, regionales o municipales. Los socialistas no han llevado a cabo la política cultural de fondo que el país hubiera necesitado: ¿dónde está, por ejemplo, la red de bibliotecas públicas que se nos prometió en 1982? Pero sería estar ciegos no reconocer las realizaciones que también en este campo han efectuado y, lo que es más importante, la valoración social de la cultura que han introducido, que ha dejado de ser la cultura bajo sospecha de la época franquista para convertirse en un ' patrimonio común prestigioso, enriquecedor y liberador.Lo del pesebre y los pesebreros en el campo de la cultura es una ofensa para cuantos han colaborado en algunas de las actividades organizadas por la Administración en cualquiera de sus niveles. Cuando se han querido aducir datos precisos, informes, como ha proclamado enfático algún periódico, el resultado, más allá de la presentación gráfica titule, que algo queda-, ha sido nulo. Ni existen los novelistas de doña Carmen Romero (o por lo menos yo no los conozco, qué le vamos a hacer), ni han existido esos autores y escritores pesebreros al margen de que en todas partes cuezan y sigan cociendo habas. En todas partes, incluidas también las administraciones del PP.

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