Tietmeyer dice que la bajada de tipos no soluciona el desempleo en Europa
El presidente del Bundesbank, Hans Tietmeyer, mandó un mensaje claro a los políticos y agentes sociales europeos que reclaman a los bancos centrales más bajadas de los tipos de interés para salir del actual parón económico y crear empleo. "Una política monetaria laxa no es la panacea para reducir el paro", declaró ayer en la reunión anual que celebra el World Economie Forum en Davos (Suiza).
Tietimeyer y su homólogo francés, Jean-Claude Trichet, instaron a sus gobiernos a adoptar profundas reformas estructurales, más allá de las medidas recientemente anunciadas, para combatir el paro. El subsecretario del Tesoro estadounidense, Lawrence Summers, aconsejó a sus colegas europeos usar la política monetaria para salir del actual receso.Tietmeyer, Trichet y Summers pintaron un panorama discretamente optimista para la economía mundial en los próximos cinco años: crecimiento moderado y sin inflación. El único punto negro es el elevado desempleo en Europa, "que será el problema crucial al que deben hacer frente los gobiernos hasta el año 2000", advirtió el presidente del Bundesbank.
El escaso margen de maniobra. que deja a la política fiscal el cumplimiento de los estrictos criterios de convergencia de Maastricht. (déficit público inferior al 3% del PIB) para estimular la economía y crear empleo ha incrementado la presión sobre los bancos centrales para que incentiven el crecimiento con más recortes de los tipos de interés. Aunque la debilidad de los precios en las principales economías europeas ha permitido relajar poco a poco la política monetaria, Tietmeyer reclamó la acción de los gobiernos para reducir el paro, "un problema crucial que añadió, "no se mejora con un solo instrumento de política económica".
El presidente del Bundesbank defendió que las políticas monetarias y fiscales no deben utilizarse para impulsar el crecimiento en el corto plazo y dedicarse sólo a defender la estabilidad en el largo plazo. "No sólo es importante para el control de la inflación, sino también para la estabilidad política y social", declaró. Al tiempo, recordó a los políticos que deben tener presente que se vive en un entorno en el que dominan los mercados financieros, de los que depende un país para financiar su crecimiento.
Factores estructurales
Esta semana Alemania ha bajado su tipo repo (al que presta el banco central a los bancos) 0,30 puntos hasta el 3,3%, el nivel más bajo desde noviembre de 1987, y Francia redujo su tipo de intervención en 0, 15 puntos, hasta el 4,05%. Para el presidente del Bundesbank, el origen del desempleo en Europa no está en factores cíclicos -que pueden combatirse con rebajas de los intereses- sino estructurales.
La flexibilidad en los mercados laborales y de bienes y servicios es una cuestión prioritaria para Europa "más importante aún que la integración o que la. propia unión monetaria", dijo, dando a entender que los planes para estimular la economía propuestos simultáneamente por Bonn y París esta semana no bastan. A su juicio, el paro será el gran problema de Europa de aquí al año 2000. El gobernador del Banco de Francia, Jean Claude Trichet, se mostró de acuerdo con Tietmeyer en que las reformas estructurales son la única vía segura para reducir el paro en Europa, que afecta a 18 millones de personas (11% de la población activa).
En el mismo foro, el subsecretario del Tesoro estadounidense, Larry Summers, apoyó a sus colegas europeos, pero les advirtió que no deben descartar otras medidas para compensar los recesos cíclicos, "sobre todo cuando la inflación lo permite".
"La experiencia europea demuestra que el paro cíclico se convierte pronto en estructural y en este sentido el uso de la política monetaria y fiscal es importante". Summers aseguró que EE UU estará en mejores condiciones que Europa para competir en el año 2000 porque ha aplicado antes las reformas económicas necesarias.
Los tres participantes descartaron la posibilidad de que se alcance algún tipo de acuerdo cambiario entre las tres grandes divisas (dólar-euro-yen) a final de siglo. Y ello pese a que un acuerdo semejante evitaría distorsiones en el comercio mundial, "el gran motor del crecimiento en los próximos años", reconocieron.
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