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Muere en Barcelona el poeta Ángel Crespo

Ensayista y traductor, fue activo militante del Postismo

El poeta, traductor y ensayista Ángel Crespo (Ciudad Real, 1926) murió ayer en Barcelona. Crespo, que llevaba enfermo desde el mes de marzo, ingresó el domingo en un hospital de Barcelona para ser tratado de una hemorragia interna, cuyas consecuencias no pudo finalmente superar. Catedrático durante más de veinte años de Literatura Comparada en la Universidad de Puerto Rico, Crespo fue fundador y activo militante del movimiento postista, vinculado a la vertiente no realista de la generación poética de los 50.

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En una España de vuelo rasante

Su libro, En medio del camino, publicado en 1971, es el exponente de ese inicial realismo mágico que evolucionará más tarde hacia una poesía cosmopolita, más metafísica luego en El Bosque Transparente (1983). Crespo inició en Puerto Rico su carrera universitaria, tras abandonar España y su trabajo alimenticio de abogado en una compañía de seguros. Su exilio cultural terminó en los años ochenta.Sin embargo, más allá de su dimensión poética, Crespo fue un infatigable y culto propagandista de la interrelación cultural y del diálogo entre las lenguas. Lo fue, primero, por su larga experiencia pedagógica en Latinoamérica. Por su especialización, también, en la poesía italiana -del Trescientos- y en la portuguesa y brasileña, de las que tradujo al castellano obras fundamentales, singularmente El libro del desasosiego, de Fernando Pessoa y Gran Sertón, de Joao Guimaraes Rosa. Y, desde luego, por su amplísimo conocimiento de la literatura española, entre el que sobresalen sus estudios y ediciones críticas de Juan Ramón Jiménez -Antología general en prosa y Guerra en España- y del romántico Duque de Rivas -El moro Expósito. Sus ensayos -Poesía, invención y metafísica y especialmente, Las cenizas de la flor- tienen una indiscutible finura.

Afincado desde hacía algunos años en Barcelona -acabó sus días como profesor emérito de la Universidad Pompeu Fabra-, Crespo, desde su experiencia multilingüe y viajera observó siempre con un punto de escepticismo, muy razonable las cíclicas polémicas sobre la lengua en Cataluña.

Fue su pasión por Barcelona lo que le llevó a fijar su residencia en la capital catalana.

Memorias pendientes

La muerte le ha atravesado con muchos proyectos pendientes. Dos libros de poemas que ya tenían título, La realidad presente y Amadis el Explorador. Y sus memorias, que iban a llamarse, en su primer tomo, La Cuesta del Jaral, el nombre de la casa manchega donde el poeta pasó su primera infancia, y que abarcaban, según la programación prevista, el período 1926-1945. En unas- declaraciones al diario Ami, Crespo reflexionaba en estos términos sobre la autoindagación: "Yo quería decir toda la verdad, pero hay verdades muy difíciles de decir. ¿Cuáles? Las que afectan a los asuntos más íntimos. Yo creo que más que pasar cuentas con los otros, las memorias se escriben para pasar cuentas con uno mismo La Asociación Colegial de Escritores de Cataluña dedicó sus Cuadernos de estudio y cultura del pasado mes de noviem bre a la figura y la obra de Ángel Crespo. El cuaderno recoge las ponencias pronunciadas en diciembre de 1994 durante una jornada de estudio, celebrada en Barcelona, sobre la obra y figura del poeta. Fue una iniciativa de la asociación que contó con el patrocinio de la Fundación Noesis y la colaboración de la Universidad de Barcelona y la Residencia de Estudiantes.

Josep Maria Balcells, de la Universidad de León, subrayó en su ponencia que "la obra poética de Ángel Crespo no debería calificarse como poesía del conocimiento, sino por el contrario como acaso la más impresionante poesía del desconocimiento que se ha creado en nuestra edad, un desconocimiento alimentado, sin embargo, de sabidurías literarias y metafísicas que es condición sine qua non para que su voz se aproxime a la vinculación. indeleble con lo absoluto".

El poeta y crítico José Corredor-Matheos señaló que "en sus libros sobre. temas artísticos, artículos y textos de presentación, como en su misma poesía, observamos objetividad y rigor, junto al entusiasmó necesario para el comentario crítico, así como unos criterios que he calificado ya de amplios, de abiertos. Y ha de sastisfacernos que desde el principio dedicara especial atención al arte catalán".

Didier Coste, de la Universidad de Pau (Francia) y presidente de la Fundación Noesis, destacó que "Ángel Crespo se tomaba todas las libertades con el verso métrico: desde la libertad de continuar con exigente y austera fidelidad la tradición, hasta la de su presentación, pública vestido de prosa. "La prosa, hoy en día, es el tejado del discurso literario, como la poesía (el verso) pudo serlo en otras épocas de nuestra historia, o la gabardina en la películas policíacas".

Joaquim Sala-Sanahuja recordó que Crespo no era tan solo el traductor, el biógrafo , el divulgador, el glosador de Pessoa, sino sobre todo un lusitanista -en el sentido más extenso-, un lusitanista desbordante, ya desde su etapa como director de la Revista de Cultura Brasileña que había lanzado en Madrid con la colaboración de Joáo Cabral de Melo, a principios de los años sesenta".

Andrés Sánchez Robayna, de la Universidad de La Laguna, dijo: "Es evidente que Ágel Crespo se propuso explorar los límites de la expresión poética en la línea de algunas de las experiencias más notables de la lírica post-simbolista. Su admirable curiosidad intelectual le llevó a otras lenguas y a otras literaturas, hasta convertir el diálogo de culturas en una práctica diaria en un modo de ser intelectual y espiritual".

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