Los grandes ausentes
La culpa histórica durante el nacionalsocialismo y los extremistas contemporáneos son los dolorosos conflictos que han originado, una gran parte de la literatura austriaca de la posguerra, y los libros que serán presentados en Francfort no son una excepción. Este año, la feria del libro más importante de Europa estará dedicada a la literatura austriaca, que será representada por 300 autores y 4.000 nuevos títulos.Durante cinco días se realizará un total de 80 actos literarios, exhibiciones y conciertos dedicados a Austria, y el más importante de éstos es el dedicado al gran ausente, Thomas Bernhard, que dejó un vacío después de su muerte cuando se apagó también la voz de la conciencia de un país que siempre ha querido olvidar su pasado.
Mañana se estrenará por primera vez en Alemania, la obra Heldenplatz (La plaza de los héroes, donde 250.000 personas recibieron en 1938 a Adolf Hitler en un acto de histeria colectiva), la última pieza de teatro escrita por Bernhard antes de morir. También se abrirá al público una de las más completas exposiciones fotográficas sobre el autor.
El mayor éxito literario del año es Josef Haslinger, el escritor austríaco que logró mantenerse durante medio año con su libro Opernball (El baile de la ópera), a la cabeza de la lista de libros más vendidos en Alemania. Haslinger, de 40 años, que participará en varios simposios en Francfort, ha sido aclamado hasta por la más temida bestia de la crítica, Marcel Reich-Ranicki, y ha vendido 80.000 ejemplares en pocos meses.
El tema de su libro, un atentado con gas por un grupo de extrema derecha a la ópera de Viena, donde mueren miles de personas, transformó a Haslinger de poeta en profeta. Pocas semanas después de la aparición de su utopía apocalíptica, se iniciaron los atentados con gas en Japón.
Otros autores han preferido mantenerse en la tradición de Bernhard, que odiaba la oficialidad y las farsaspúblicas. El escritor austriaco Peter Handke, que vive en Francia, se negó, con su ostracismo y su modestia habitual, a realizar el discurso inaugural en Francfort y avisó además que no asistiría. En su lugar, hablará Robert Menasse, un favorito de los críticos literarios, lo que ha causado las iras de varios autores en Austria, que lo han calificado de tener "mal carácter" y ser un escritor "mediocre", y en protesta no asistirán al acto, como es el caso de Gerhard Roth.
Christoph Ránsmair, autor de El último mundo, decidió también no ir a Francfort y permanecerá en su refugio de Irlanda, donde escribió durante cinco años la monumental obra Morbus Kithara, que en pocas semanas se ha transformado en un verdadero culto.
La gran dama de la literatura, Elfriede Jelinek, una feminista que ha provocado escándalos con sus obras de teatro y novelas desnudando el alma austriaca, ha preferido quedarse en Viena. Jelinek, que vive en permanente conflicto con su propia sexualidad, exhibe en sus obras despiadadas los más bajos instintos animales del hombre común y en su última novela, Los niños de los muertos, denuncia a Austria como a un país que, a su juicio, "está cofistruido sobre cadáveres, como Francia está construida sobre Napoleón".
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