Resonancias de Pardo-Bazán
Fue Elena Quiroga una de esas escritoras que se revelaron después de la guerra civil, como Carmen Laforet, Ana María Matute o Dolores Medio. Salvo Matute, que ganó el Planeta, las otras dos ganaron el Nadal; Quiroga lo hizo en la edición de 1950 con una obra a la que debió durante años su prestigio literario, Viento del Norte, donde hay algunas resonancias de la Pardo-Bazán (Los Pazos de Ulloa, La madre naturaleza), autora que se avenía muy bien con la formación gallega e incluso con la mentalidad de la novelista, salvadas las distancias: escenario galaico, amores difíciles, estructura social de corte feudal, descripción de la naturaleza. Con Algo pasa en la calle se adentró Quiroga en un universo urbano y abordó temas más candentes, línea en la que prosiguio con títulos como La careta, Tristura, Escribo tu nombre y Presente profundo, su última novela, de 1973, de tonalidades abierta mente trágicas.La crítica -se ha dicho-, no la ha atendido demasiado, pero esto no parece del todo cierto: hay monografías y artículos académicos sobre su obra, y la crítica no académica le concedió en 1961 su premio por Tristura. Quiroga fue elegida miembro de la Academia Española en 1983. Era, creo, la segunda mujer que accedía a la docta casa tras Carmen Conde. Todo un éxito.
La novelista ahora desaparecida evolucionó desde la estructura muy tradicional de sus primeras obras hasta la mayor complejidad de las ulteriores, aunque se mantuvo siempre fiel a una línea temática basada en la introspección, en la creación de personajes solitarios y problemáticos, en el protagonismo femenino. Elena Quiroga ha sido durante años una presencia indispensable cuando se hablaba de novela femenina. Otra cosa es la'pertinencia del concepto -más que discutible- y si la misma sensibilidad de su obra está en sintonía con lo que hoy piensan y escriben las más destacadas narradoras españolas.
Babelia
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