El realizador recibió emocionado la ovación de tres mil personas
El estreno en el velódromo de Anoeta acogió a una multitud
Más de 3.000 espectadores se rindieron ante un emocionado Pedro Almojóvar aclamándole en el velódromo de Anoeta de San Sebastián tras el estreno mundial de su película La flor de mi secreto. Antes de iniciarse la proyección sonaba la voz de Chavela Vargas por la megafonía del recinto deportivo convertido en cine cuando por la pasarela del escenario apareció el director manchego. Jóvenes y no tan jóvenes, que abarrotaban Anoeta, aplaudieron al cineasta al igual que al elenco de actores, Rossy de Palma, Carmen Elías, Marisa Paredes, el actor Imanol Arias y los bailaores Manuela Vargas y Joaquín Cortés. Todos utilizaron el color negro, excepto Marisa Paredes que llevaba un ajustado vestido blanco, para presentarse en la mayor sala de cine español.Almodóvar se arrodilló ante su público y confesó estar emocionado por ser la primera vez que una de sus películas era exhibida ante más de 3.000 personas al mismo tiempo. "Encontrarme en un lugar como éste me emociona y me crea una gran responsabilidad", indicó. Comparó la sala de cine del velódromo con un anfiteatro romano en el que al igual que su película La flor de mi secreto se exhiben las grandes tragedias y los dramas.
Más de dos horas estuvieron algunos espectadores haciendo cola para obtener una entrada que les permitiese estar en el estreno mundial del último filme de Pedro Almodóvar. "Merecía la pena haber esperado, a pesar del frío y la lluvia, para ver la película y estar con uno de los mejores directores de cine españoles", señaló una de las espectadores.
El público no permaneció callado a lo largo de la sesión, se rió con las escenas que protagonizaron Rossy de Palma y Chus Lampreave y aplaudió en varias ocasiones la actuación de ambas actrices. Pedro Almodóvar vivió ayer una ajetreada noche, ya que su película se estrenó en el velódromo de Anoeta y en el teatro Victoria Eugenia con apenas una hora de diferencia. El cineasta se acercó primero al recinto deportivo y posteriormente al palacio del festival; regresó de nuevo al velódromo donde fue aclamado por el público puesto en pie. Almodóvar aplaudía a sus espectadores y hacía gestos indicando que le era imposible hablar.
Babelia
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