_
_
_
_
Tribuna:DESAPARECE EL AUTOR DE 'LA HISTORIA INTERMINABLE'
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El aleman suave

Un literato alemán puede desfilar por los Campos Elíseos de París en carro de combate y pedir tormentos de acero, convocar al diablo para hacer eterna su potencia viril y total su conocimiento de lo que une en su seno al universo, entonar los más bellos cánticos al cuello femenino más esbelto de los salones en Marienbad o soñar con monstruos. Malos o buenos. Michael Ende soñaba por vocación y describió con maestría. e inmenso éxito editorial sus sueñosen paginas de cuentos fantásticos de misterios felices, tiernos, en un mundo brumoso y extraño y sin embargo acogedor y amigo.Se veía Ende en la larga tradición del cuento romántico alemán, de ETA Hoffmann, Novalis o Jean Paul. Pero decía también que en su mundo fantasía bondadosa montaban guardia Cervantes y Borges, mezclando humor sueño y los enigmas que el hombre alcanza a intuir en su peregrinaje hacia las oscuridades de las que procede.

Más información
Muere Michael Ende, el gran renovador de la literatura fantástica y juvenil

Su éxito se produjo en años de introspección e intimismo después ae la intoxicación política de generaciones sesentaiochistas. Muerto Dios, a descartado el mundo feliz del proletariado sobre la tierra, condenada la nación por los crímenes cometidos en su nombre y desechado por árido el racionalismo, se añoraba la ventana a la emoción, a la ternura y lo niño. Es el, triunfo de Momo y La historia interminable, dos libros de época. El éxito nunca pareció sacarlo de un equilibrio relajado, de hombre de poco pecado, expectante sin mayor ambición, de alemán suave, de barba, chimenea pantuflas y muy dibujante con el humo de su, pipa.

Era un alemán nacido en muy mal momento, en 1929, con tiempo para ser consciente durante el nacionalsocialismo. Poco después, Hitler ya creía poder realizar todos sus planes y no ahorró esfuerzos en intentarlo. Fracasó, pero Ende entró en la adolescencia con los bombardeos incrustados en la memoria, su país convertido en un páramo de escombros y él atenazado por el anhelo de humanidad y armonía. Ni su afición de juventud alteatro de Bertold Brecht le dotó de la mínima agresividad y de ese patetismo tan común en es critores alemanes de posguerra. Envidiaba de las culturas medite rráneas su falta de complejos ante el sentimiento.

No tenía mensaje, insistía, y era también de agradecer. Demasiados de sus contemporáneos nos quisieron hacer felices a la fuerza. Él lo sabía y le daban tanto miedo los redentores como caer en el insoportable paternalismo de ciertos hombres de letras alemanes. "No creo ser más inteligente o ilustrado que mis lectores". No hay mucho escribidor teutón capaz de pronunciar esta fiase. Y decía creer en Dios, en la matemática y en la cábala, en una unidad, física y espiritual que todo lo abarca" .

Su obra es ternurista, cierto, y simple, si eso es algo en literatura. Pero fue un gran describidor de fantasías y contó historias que evocan en el lector esos. suaves encuentros con los sueños que, como decía, son un viaje continuo entre la vida y la muerte.

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
Recíbelo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_