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Hijos de víctimas, criados por verdugos

Detenido un militar argentino y huido un médico por robar un bebé de desaparecidos

Juan Jesús Aznárez

Entre la chusma castrense encargada de robar niños, torturar y asesinar en salvaguarda de los valores cristianos y occidentales figuraron miserables de diversa talla. Uno de ellos, capataz de un potro de tortura de Buenos Aires durante la última dictadura, ordenó la ejecución de una embarazada porque era comunista, fea y velluda, y por tanto nada hermoso podía esperarse de aquel parto. La detenida también fue arrojada al mar, desnuda y viva, desde uno de los aviones de la Marina. Minutos antes, el médico que le inyectó en vuelo el segundo sedante se refugió en la cabina de la nave para no vulnerar, con la contemplación del asesinato, el juramento hipocrático debido. La detención del teniente de navío retirado Carlos de Luccia, y de su esposa, y la fuga del director Bergés, ginecólogo que falsificó la paternidad de un niño nacido en cautiverio, constituyen el último caso en la revisión de las barbaridades cometidas en aquel periodo.La instrucción del mando era esperar hasta que las cautivas en avanzado estado de gestación dieran a luz. Después, los verdugos hacían desaparecer a las madres y entregaban el niño a familias de confianza del régimen (1976-1983), generalmente militares sin hijos. Los más sinvergüezas y amorales en la plantilla de aquellos cadalsos clandestinos llegaron a . vender' los bebés, según acusaciones de sobrevivientes que estudia el juez federal Robero Marquevich. En el cumplimiento de las normas impartidas colaboración numerosos médicos, cuyo colegio profesional guarda todavía silencio sin secundar la gallarda actitud adoptada por el jefe del Ejército argentino, general Martín Balza, en la autocrítica institucional del mes de abril.

El teniente de navío retirado y su esposa fueron detenidos después de que una prueba de sangre determinara, con un 99,9% de seguridad, que Carlos, de 17 años, criado como propio, es en realidad hijo de un matrimonio uruguayo, asesinado en una instalación de tormento porteña bajo la acusación de formar parte de la subversión izquierdista. De Luccia y su mujer, detenidos con datos de las Abuelas de la Plaza de Mayo, argumentaron de entrada que ella había tenido a Carlos en la clínica de Bergés por accidente: sintió los dolores de parto durante un viaje y el establecimiento del médico huido era el más próximo. Los análisis demostraron que la partida de nacimiento expedida por Bergés era falsa. El juez ordenó la detención del facultativo, excarcelado en virtud de la Ley de Obediencia Debida de 1987, y prófugo aún.

La agrupación HIJOS, creacia nace tres meses por hijos de personas secuestradas y desaparecidas, ha pedido la colaboración del presidente del Colegio Médico de la. provincia de. Buenos Aires, Salvador Lo Grasso, para lograr la identificación de los colegiados cómplices de la represión ilegal, y exigen también la expulsión de esta agrupación profesional del ginécologo incriminado, propietario de una clínica en la" provincia de Quilmes. En un escrito publicado este último fin de semana, HIJOS pregunta a Lo Grasso "si está de acuerdo con la práctica médica de Bergés si considera que torturar y asesinar a hombres y mujeres y secuestrar a sus hijos es compatible, con la ética profesional". También solicitan la intervención del comisario general de la policía de Buenos Aires, Pedro Klodczyk, en cuya nómina de subordinados figura como colaborador el médico huido poco antes de que se dictase auto de detención en su contra.

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