Concluida después de un siglo la máxima obra gramatical y sintáctica de la lengua castellana
El diccionario que comenzó el colombiano Rufino José Cuervo se presenta en Madrid
"Una novela de la palabra". Así ha definido Gabriel García Márquez el Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, que inició el siglo pasado el lingüista colombiano Rufino José Cuervo, y que después de 123 años culminó el pasado febrero el Instituto Caro y Cuervo de Bogotá. La edición completa -9.500 voces en ocho tomos- del considerado por los especialistas el gran monumento gramatical y sintáctico de la lengua castellana fue presentado ayer por el director del instituto, Ignacio Chaves, en un acto presidido por los Reyes de España en Madrid.
El Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, más conocido como Diccionario Cuervo, no es un diccionario ordinario de explicación de las palabras concretas; enseña a utilizar dichas palabras, describiendo las funciones gramaticales de las 9.500 voces seleccionadas. Según Ignacio Chaves, "es un diccionario singular en el panorama no sólo de la lengua española, sino en cualquiera de las lenguas rornances". "No es semántico y conceptual, sino sintáctico y gramatical. Es el diccionario de las voces esenciales de la estructura semántica y lingüística de la lengua española".Uno de los apartados más interesantes de esta gran obra es la explicación del uso que han hecho de las palabras los autores. A la luz de los grandes creadores de la lengua castellana aparecen las distintas palabras empleadas por ellos y su consiguiente explicación semántica y gramatical. Por ello mismo, el diccionario se convierte en una obra de citas de autoridades, como Gonzalo de Berceo, Cervantes o los más actuales de Borges, García Márquez o Cela.
Instrumento de estudio
Para Ignacio Chaves, la, obra es "un instrumento fundamental para los estudiosos de la lengua, para la gente culta y también para las personas que quieran conocer mejor el funcionamiento y estructura de su lengua y emplearla mejor".
Fue el filólogo bogotano Rufino José Cuervo quien, a sus 20 años, concibió esta gran obra al mismo tiempo que iniciaba la andadura de la industria cervecera colombiana, propiedad de su familia. Cuando Cuervo, después de vender la cervecería, llegó a París, en 1882, ya llevaba una gran cantidad de fichas y anotaciones. Sólo dos tomos se editaron en vida del investigador -las palabras que abarcaban de la a a la d-,el último de los cuales se publicó en 1893, 18 años antes de su muerte.Después de muchas dificultades, fue el Instituto Caro y Cuervo, creado por el Gobierno colombiano en 1942, el que reemprendió las investigaciones. Después de 123 años, el pasado mes de febrero se dio por concluida la obra, que fue presentada ayer a los Reyes de España en la Casa de América de Madrid por Ignacio Chaves en presencia de la embajadora colombiana en nuestro país, María Emma Mejía Vélez, del director de la Real Academia de la Lengua, Fernando Lázaro Carreter, y de la mi nistra de Cultura, Carmen Alborch.
En el acto, al que asistió un numeroso grupo de lingüistas y representantes del mundo de la cultura, tanto Lázaro Carreter como el rey Juan Carlos rindieron un emotivo y fervoroso re cuerdo al filólogo Rufino José Cuervo. El Rey valoró la importancia del diccionario "como un hito fundamental en la conserva ción y conocimiento del castellano, y un motivo de orgullo para los cientos de millones de personas que, en vanos continentes, hablan la misma lengua en que escribió Miguel de Cervantes". Don Juan. Carlos destacó la importancia "de que un diccionario editado fuera de España ilumine el tronco de nuestra lengua común, que nació aquí por las postrimerías del siglo XI".
Han sido cerca de 25 lingüistas, básicamente colombianos, los que han trabajado en los últimos ocho años en el diccionario. Chaves no quiere dejar de recordar, sin embargo, la colaboración de lingüistas españoles como Joan Corominas, Alvaro Porto Dapena o Pedro Urbano González de la Calle. De la obra, el instituto ha realizado una edición de unos 1.500 ejemplares que se repartirán por los principales centros de investigación de todo el mundo, aunque su director no descarta conseguir que alguna editorial realice una edición más popular y comercial.
Para Chaves, ayer fue un día especial, no sólo por la presentación de la obra, que la embajadora colombiana calificó de "herramienta política fundamental para afianzar el idiorna", sino porque lo hacía en nombre de un silencioso y discreto instituto del que es director desde 1986. Chaves destacó el trabajo que viene realizando el organismo que dirige, "símbolo de la América culta y,con miras al futuro".
Babelia
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