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El síndrome de la patata

En otras épocas de recrudecimiento inflacionista, las autoridades económicas acusaron al precio del pollo de subidas injustificadas. El ejercicio de 1995 pasará a la pequeña historia económica por el precio de la patata y su desmesurada proyección sobre el IPC. Las cifras lo dicen casi todo. El precio de la patata entre abril de 1994 y abril de 1995 subió el 71%, un encarecimiento que tuvo consecuencias nefastas para el IPC. Según los cálculos oficiales, el precio del tubérculos introdujo no menos de dos décimas en el IPC del primer cuatrimestre. Algo totalmente fuera de lo normal.Felizmente, el precio de la patata reaccionó favorablemente en mayo. En el argot económico, desaceleró hasta una tasa anual de crecimiento del 44,3%. Gracias principalmente a esta desaceleración -equivalente a una rebaja mensual en el precio del 10,30%-, el coste global de los alimentos frescos en el mercado bajó el 1,7%.

Más información
El aumento cero del IPC en mayo aleja el temor de los mercados a un desbordamiento de la inflación este año

El precio del kilogramo de patatas, ayer verdugo del IPC, hoy aliado del índice, es un ejemplo perfecto de la radical erraticidad de los precios de los alimentos en España, que no pueden ser controlados de forma efectiva, como lo son los sujetos a la libre competencia del mercado.

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