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La Fundación Cintas lucha por recobrar 30 valiosos cuadros de Cuba

El 11 de mayo de 1957, el millonario cubano óscar B. Cintas murió de cáncer en su mansión del Vedado (La Habana), rodeado de cuadros de Murillo, Velázquez, Goya y Rembrandt, que formaban parte de la colección de una de las familias más ricas de la burguesía cubana. Sin embargo, la existencia de dos testamentos provocó un litigio entre cuatro supuestos herederos, que sigue sin resolverse. La venta irregular de dos sorollas de la Fundación Cintas ha vuelto a traer a los tribunales la pugna por la propiedad de las obras.La confusa redacción del testamento hológrafo y las irregularidades del testamento de Nueva York despertaron las apetencias de cuatro partes que reclaman la herencia. Finalmente, el Chase Manhattan Bank, que figuraba como albacea de los bienes de Cintas y que se oponía a que los cuadros del filántropo saliesen de EE UU, administró la fortuna que dejó el millonario, creando la Fundación Cintas.

El pleito todavía no se había solucionado cuando triunfó la revolución el 1 de enero de 1959. La entonces subdirectora de Bellas Artes, Natalia Bolívar, fue la encargada de entrar en la mansión de Cintas en La Habana y trasladar las pinturas y obras de arte al museo. Poco después, el Museo Nacional de Cuba reclamó los cuadros de la colección que se habían quedado en EE UU, y que eran los más valiosos, pues entre ellos estaban El vendimiador, de Velázquez; El rabino, de Rembrandt; El alegre tañidor, de Franz Hals, y óleos de Goya, El Greco, Van Dyck, Rubens y otros.

Venta de dos 'sorollas'

La ruptura de relaciones entre Cuba y Estados Unidos dejó todo en el aire. Treinta años despues el litigio por la colección Cintas revivió. La razón fue la venta por el Museo Nacional de dos sorollas de la colección Cintas, subastados en Sotheby's en 1989-90, por 3,9 millones de dólares. La Fundación Cintas decidió llevar ante los tribunales a la casa de subastas y a los compradores de los cuadros, aduciendo que era la propietaria legítima de los sorollas.El pasado mes de abril, un alto tribunal de Londres desestimó la reclamación, -ante lo que la Fundación anunció que apelaría la decisión y seguiría peleando por los dos sorollas y otras 30 obras de la colección Cintas que se encuentran en el Museo Nacional. Hasta ahora, Cuba no se ha querido dar por aludida y se ha desmarcado de la polémica abierta por los abogados de la Fundación.

"A nosotros nadie nos ha reclamado", dijo Marta Arjona, directora de Patrimonio del Ministerio de Cultura cubano. Natalia Bolívar, respondió: "Nunca he estado de acuerdo con vender el patrimonio de mi país, por eso no me pareció bien la venta de los sorollas. Sin embargo, no creo que la fundación tenga derecho a reclamar la colección que se quedó en Cuba, ya que Cuba no ha reclamado las obras de Cintas que se quedaron en Estados Unidos ni ha puesto ningún pleito cuando la fundación vendió importantes cuadros de la colección

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