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Los obispos argentinos piden "tiempo y serenidad" para su examen de conciencia

Juan Jesús Aznárez

La Iglesia católica argentina, con pastores acusados de levantar la eucaristía con las manos manchadas de sangre, ha postergado su examen de conciencia sobre sus propias responsabilidades durante la dictadura. Pide "más tiempo y serenidad". Después de una semana de deliberaciones, la Conferencia Episcopal prefirió advertir sobre "las afligentes condiciones de desempleo, emigración, salud y deserción escolar".

A estas carencias alude también en campaña el presidente Carlos Menem y, como todos los candidatos, promete solucionarlas si es reelegido en los comicios del próximo día 14.Los 80 prelados reunidos en San Miguel ratificaron la postura adoptada en marzo por la comisión permanente. En aquella ocasión, se dijo que "si algún miembro de la Iglesia, cualquiera fuera su condición hubiera avalado con su. recomendación o complicidad algunos de esos hechos, habría actuado bajo su responsabilidad personal, errando o pecando gravemente contra Dilos, la humanidad y su conciencia".

La revisión del desempeño de los comandantes (1976-86) ocupa la atención de la prensa argentina y se debate a fondo El jefe del Estado Mayor del Ejército, teniente general Martín Antonio Balza, con la autocrítica de pasado martes, abrió el camino de las revelaciones sobre asesinatos y atropellos La Fuerza Aérea hablará el miércoles; la Marina, menos proclive a la revisión de un pasado que avergüenza a la oficialidad decente, lo hará dos semanas después, y la Iglesia, con capellanes al pie de la picana, reclama sosiego y tiempo para el pronunciamiento.

Su jerarquía anuncia que debido al cambio de opiniones en la asamblea, revisará su actuación "con tiempo y serenidad", y en el marco del Evangelio y doctrina papal. Movilizadas desde hace dos décadas y por primera vez en ese periodo, una delegación de Madres de Plaza de Mayo fue recibida por la Conferencia, representada por su vicepresidente, Emilio Bianchi de Cárcamo. Le entregaron una carta terrible: "En nombre de Dios se cometieron horribles crímenes. En nombre de Dios se torturó salvajemente. En nombre de la patria se asesinó sin piedad. En nombre de la tradición se violaba y mutilaba. En nombre de la familia se secuestraron niños y se asesinaron madres. En nombre de la propiedad se saqueaba. Pero siempre con la bendición de la Iglesia. Que no sigan oficiando misa los sacerdotes que colaboraron en la administración de los campos de tortura y exterminio", exigieron. "No pueden seguir levantado la eucaristía con las manos manchadas de sangre".

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