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IU impide una votación del Congreso y desbarata el consenso de los demás partidos sobre el delito fiscal

Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya consiguió ayer romper la aritmética de los votos en el Congreso y desbaratar el consenso a que habían llegado las restantes fuerzas políticas para la reforma del delito fiscal. Con el reglamento en la mano, IU impidió que las enmiendas transaccionales fueran votadas, situación que nunca antes se había producido en Las Cortes. Estas enmiendas suponían elevar a 15 millones de pesetas el umbral para el delito fiscal cuando se supere el 20% de la cuota y eximir de responsabilidad penal a quienes regularicen. En teoría, estas enmiendas podrán votarse en el Senado, pero el grupo socialista ahora se cuestiona dar su apoyo por divergencias internas previas.

"Ya te dije que esto no quedaba así", comentaba ayer pletórico el diputado de IU, Ramón Espasa. Acababa de conseguir, mediante una treta parlamentaria, descomponer la abrumadora mayoría a la que antes se había enfrentado a tumba abierta. Cuando llegó la hora de votar, Espasa pidió la palabra, esgrimió el artículo 118.3 del reglamento del Congreso, e impidió que ni siquiera se produjera la votación, ante el pasmo general. Es la primera vez en la historia reciente que un grupo parlamentario ejerce este derecho dé veto sobre enmiendas transaccionales; es decir, las que se presentan sobre la marcha durante un pleno, producto de un pacto previo.La cuestión ahora es si IU ha ganado una batalla para perder la guerra en el posterior trámite del Senado o si ha logrado la carambola. Tras superar el primer impacto, todos los demás grupos parlamentarios desfilaron ante la prensa para proclamar que IU únicamente había conseguido "ganar tiempo". En definitiva, que en el Senado presentarán las enmiendas que ayer no pudieron votar y entonces no se podrán plantear vetos. Al respecto, Emilio Olabarría, del Grupo Vasco, señaló que planteará una reforma del reglamento del Congreso para evitar estas situaciones.

Pero la firmeza de este consenso ya había sido antes puesto en duda por parte de algunos miembros del grupo socialista contrarios al acuerdo alcanzado con el PP, CiU y PNV. El portavoz de los socialistas, Joaquín Almunia, declaró ayer a este periódico que "no nos sentirnos ligados a este acuerdo; ahora vamos a reabrir el debate interno". Almunia añadió que "especialmente, no me gusta que uno de los criterios para establecer el umbral del delito fiscal sea el de la proporcionalidad".

Hasta dónde llega esta disidencia, es lo que ayer provocó nuevas divergencias entre los socialistas. La diputada del PSOE Mercedes Aroz, una de las impulsoras del acuerdo, declaró que éstas no se habían expresado en alta voz. Sólo el dirigente de Izquierda Socialista, Manuel de la Rocha, se había mostrado en contra en una reunión previa del grupo parlamentario, según Aroz. Este ofrece una versión contraria. Según dijo a este periódico, "al menos la mitad del grupo está en contra, porque supone una concesión injustificada a la derecha económica".

"Hermanitas de los ricos"

El pacto de los grupos suponía que para que exista delito fiscal hay que defraudar a Hacienda más de 15 millones de pesetas pero siempre que esa cantidad supere el 20% de la cuota. En esencia, no sólo se tiene en cuanta la cantidad defraudada sino también el grado de ocultación, a la hora de aplicar el castigo por la vía penal o por sanciones administrativas.

IU entiende que así se favorece a los que más ingresos tienen -cuanto más se gana más margen hay para defraudar-. Espasa llegó a acusar a los demás grupos de haberse constituido en una "cofradía de hermanitas de los ricos" y de defender a Ios ladrones de guante blanco". Espasa se expresó algo confusamente en este último aspecto, lo que provocó que el diputado de CiU, Josep Sánchez Llibre, le pidiera una rectificación inmediata. Olabarría también se sintió molesto por el tono empleado por Espasa y le quiso hacer ver que no podía erigirse en posesor de la verdad absoluta "como en los tiempos de la extrema izquierda". Juan Costa, del PP, le dijo también que "había hecho un ejercicio de soberbia política".

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