Los retrasos en la reducción de CO2, primer fracaso del Convenio sobre Cambio Climático

El compromiso alcanzado en la Cumbre de la Tierra, celebrada en Río de Janeiro en 1992, de rebajar para el año 2000 la emisión de los gases que provocan el calentamiento de la atmósfera hasta los niveles de 1990 está en la cuerda floja. Delegados de 130 países que han preparado en Nueva York la primera revisión formal de los acuerdos sobre cambio climático, que comenzará el 28 de marzo en Berlín, no han do a un consenso sobre el calendario previsto en Río. La biodiversidad, objeto del segundo convenio firmado en aquella cumbre, se enfrenta a una grave crisis.

Los debates del Comité Negociador Intergubernamental sugieren que en Río hubo exceso de optimismo en los cálculos: "Ya es demasiado tarde para conseguir el compromiso del año 2000, aunque no para cambiar los comportamientos de aquí al 2010", según el argentino Raúl Estrada-Oyuela, presidente de la reunión del comité. El Convenio de Río fue fi mado por 167 países y ha sido ratificado por 120 hasta ahora. En Nueva York se ha puesto de manifiesto la confusión de los países industrializados sobre el reparto de cuotas de reducción de dióxido de carbano y el pro pósito de Kuwait y los productores de petróleo de aplazar los objetivos de reducción en las emisiones de gases.

Estos países están de acuerdo con los objetivos generales, pero, quieren que se avance más despacio: "Vamos palmo a palmo a través de un tortuoso lenguaje que se expresa como un nuevo baile, el baile idóneo del paso a paso", según Michael Zammi Cutajar, el secretario ejecutivo de la ONU en el comité.

Países pobres

Cutajar no es completamente pesimistao "Los delegados creen que los actuales compro misos suponen un paso adelante, pero sólo un primer paso, y quizá se avanzará más en Berlín".

Según datos de 1990, los Emirato Árabes Unidos encabezan el índice de emisión per cápita de dióxido de carbono, con 33,11 toneladas por habitante. Estados Unidos, Canadá y Australia suman cantidades que oscilan entre las 19,74 y las 15,55 toneladas. España tiene un índice de' 5,44 toneladas por habitante, uno de los más bajos entre los países desarrollados.

Estados Unidos, Canadá, Australia y Nueva Zelanda (pero no los países de la Unión Europea) quieren que los ritmos de reducción previstos en Río se generalicen a los países en vías de desarrollo y que éstos adopten nuevos compromisos en la reunión de Berlín.

Diversas asociaciones ecologistas denuncian el propósito de las economías más industrializadas de no sacrificar producción ni nivel de vida y exigirlo en cambio a los países en desarrollo. A su vez, grupos de presión de la industria expusieron en Nueva York su escepticismo sobre la posibilidad de que los gobiernos acepten nuevos compromisos que reduzcan su margen de maniobra en la actual fase de recuperación económica.

En el debate de Nueva York, los expertos que se ocupan de la amenaza del cambio climático advirtieron que es probable que la concentración de los gases que provocan el recalentamiento de la atmósfera aumente en un 3% en el año 2000, incluso si se consigue bloquear en los niveles actuales las emisiones de dióxido de carbono.

En el mejor de los casos, los efectos de la acumulación de gases se dejarán sentir durante los próximos 200 años, según los cálculos científicos, con lo que ello implica para las alteraciones de la temperatura, el aumento en el nivel de los océanos, las fuertes sequías y las inundaciones.

La posición de Estados Unidos, importante como referencia entre los países industrializados, es incierta, porque la mayoría republicana del Congreso se dispone a revisar en los próximos meses los programas e incentivos que el Gobierno tiene para la reducción voluntaria de las emisiones de dióxido de carbono. Su objetivo es desmantelar las leyes de protección del medio ambiente que implican un control de actividades, industriales o del tráfico de vehículos y relajar el principio de imponer sanciones a los que contaminan.