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Información y calidad educativa

En el anteproyecto de ley de Participación, Evaluación y Gobierno de los Centros Docentes, recientemente presentado por el ministro de Educación, Gustavo Suárez Pertierra, y comentado el pasado, martes en estas mismas páginas por la senadora Victoria Camps, se señala como uno de los principales objetivos para el sistema educativo mejorar la calidad de la enseñanza, que permita a nuestros alumnos salir al mercado de trabajo con los mejores conocimientos, habilidades y hábitos posibles. El problema está en cómo sabemos si nuestros alumnos salen del sistema educativo bien o mal preparados. Detrás de la adquisición de conocimientos, de los buenos o malos resultados académicos, no se encuentra sólo la influencia de la escuela. De hecho, infinidad de estudios realizados vienen a situar en aproximadamente el 20% la aportación real de la escuela al aprendizaje, sobre el total de las in fluencias recibidas por alumnos de similares características, teniendo mucha importancia el nivel de instrucción de los padres, el entorno y las aptitudes del alumno, especial mente el muchas veces cuestionado coeficiente de inteligencia.

Esta aportación, en apariencia pequeña, es muy importante en el moldeado de la calidades formativas de los individuos y, en casos extremos de alumnos pertenecientes a entornos especialmente degradados es absolutamente decisivo.

De ahí la importancia de mejorar los rendimientos del sistema educativo, y para ello se debe contar con la información adecuada que nos avise si caminamos por dirección equivocada. El anteproyecto dice: "Las Administraciones educativas harán públicos periódicamente los resultados de las evaluaciones ( ... ) de los centros de ellas depen dientes". El problema de la transparencia consiste en disponer de un sistema de información, del que se carece en este momento, que tenga en cuenta la compleja red de influencias, que aísle la influencia del dentro y que ponga en relación los recursos con los resultados.

Hace unos pocos años, en el Reino Unido se planteó dar publicidad a los resultados escolares con la intención de estimular la competencia entre los centros y aumentar la eficiencia del sistema. Los expertos encargados de redactar un informe sobre la cuestión recomendaron que no se difundiera la información porque no era suficiente para relacionar recursos con resultados atribuibles a cada centro y que si se daba publicidad a la información parcial existente se estaría contribuyendo a desinformar más que a informar.

Aquí, muy a menudo vemos que se asocia, quizá con algo de mala intención, el número de repetidores concrentrados en determinados centros públicos con malos resultados. No sabemos si son ciertos los malos resultados, pero sí sabemos que estos centros están dando respuesta a la escolarización de alumnos con handicaps académicos, alumnos que son rechazados en centros con estrategias de mercado un tanto elitistas, pese a estar financiados con dinero público.

Conclusión: para avanzar es imprescindible dotar de transparencia al sistema-, pero se arrastran muchos déficit en la información necesaria. Por tanto, hasta tener garantías, prudencia con la publicidad.

es responsable de estadísticas sociales en Eustat, Instituto Vasco de Estadística, y miembro de la junta directiva de la Asociación de Economía de la Educación.

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