Una antigua carcel será el museo de arte de Extremadura

La antigua cárcel de la ciudad de Badajoz, que respondía a un modelo penitenciario inspirado en el panóptico de Bentham (con rotonda y seis ejes radiales), será a partir de mayo la sede del Museo Ex tremeño Iberoamericano de Arte Contemporáneo. El edificio, del que se ha conservado la torre del centro tras su demolición parcial en los años ochenta, ha sido reestructurado por el arquitecto José Antonio Galea, hijo del pintor Juan Barjola. A la cifra de los 2.000 millones de pesetas que ha costado la obra, se añadirán 100 para el mantenimiento anual, según dijo ayer Antonio Ventura, consejero de Cultura y Patrimonio de la Junta de Extremadura, durante la presentación del mismo en Madrid, dentro de la serie de actos que se están celebrando estos días coincidiendo con Arco.

Tanto Ventura como el director del nuevo museo, Antonio Franco Domínguez, destacaron la recuperación para el ocio y la convivencia de un edificio con una profunda significación dramática. Franco Domínguez desarrollará el proyecto museístico con 130 millones de pesetas para adquisiciones y 70 para preparar exposiciones anualmente.

La torre de la antigua prisión albergará las colecciones y muestras artísticas, mientras que un edificio de nuevo alzado servirá para la zona de las oficinas y salón de actos. El resto del espacio (la vieja cárcel, inaugurada en 1958, ocupaba 25.000 metros cuadrados) incluye terrazas, palmerales y una zona de agua en un entorno concebido como plaza pública.Eje Madrid-Lisboa

Los responsables de este proyecto esperan que Badajoz, ciudad que carecía hasta ahora de actividad artística, sirva de foco cultural ciudadano, se integre en el circuito turístico extremeño de las dos ciudades Patrimonio de la Humanidad (Cáceres y Mérida) y se convierta en parada obligada dentro del eje cultural Madrid-Lisboa.

El programa del museo presentará dos colecciones de arte extremeño (una con planteamiento histórico y otra actual), junto a otras de España, Portugal y América Latina. Los fondos actuales de arte portugués y español que posee la Junta de Extremadura son la base de las colecciones con las que contará el nuevo centro.

Con este motivo, la Junta de Extremadura ha editado un libro que recoge toda la historia, del edificio del museo desde que se usaba como cárcel. El libro incluye una muestra fotográfica de las celdas abandonadas y la portada muestra las 14 rayas marcadas en la pared por un preso que esperaba salir.