"Nunca más el fanatismo y la violencía"
Políticos y premios Nobel de la Paz, lanzan un llamamiento contra la guerra desde Auschwitz
"Nunca más el fanatismo y la violencia, nunca más una guerra". Así termina el llamamiento lanzado ayer desde el antiguo campo de exterminio nazi de Auschwitz-Birkenau por presidentes de 16 países, representantes de otras 10 naciones y varios premios Nobel de la Paz. En las ceremonias, celebradas en el 500 aniversario de la liberación de Auschwitz por las tropas soviéticas, participaron el presidente de la Kneset: (Parlamento israelí), Shevach Weiss, y el presidente de Alemania, Roman Herzog. El más emocionante discurso, de muchos que se escucharon ayer en el antiguo campo, lo pronunció Elie Wiesél, ex preso y premio Nobel de la Paz. "Tenemos que recordar y nos acordaremos; no quiero que mi pasado sea el futuro de mis hijos" aseguró Wiesel.
El acto solemne se desarrolló en el antiguo campo de exterminio, junto a un monumento, situado entre los principales crematorios de esta "fábrica de matar", erigido por la Alemania nazi en 1942. Bajo un cielo plomizo, aguantando el vendaval, se reunieron allí, aparte de las personalidades invitadas por el presidente polaco, Lech Walesa, cerca de 2.000 antiguos presos, estudiantes de las escuelas cercanas, y familiares de los asesinados hace 50 años. En 20 mástiles ondeaban banderas de las naciones cuyos representantes habían encontrado la muerte en las cámaras de gas, fueron asesinados en los experimentos médicos o cayeron (.01110 víctimas del hambre y las enfermedades. Ante las placas en las que podía leerse en varios idiomas "que este lugar sea durante siglos un grito de desesperación y una advertencia a la humanidad", se celebraron las oraciones de las cinco grandes religiones mundiales.Una víctima de los experimentos de los médicos nazis, Eva Zes Kor, de 70 años, entró en una de las cámaras de gas del campo del brazo de un antiguo médico de Auschwitz y públicamente perdonó a sus torturadores.
El profesor Wladyslaw Bartoszewski, ex preso del campo, leyó el llamamiento a la paz, acordado por los representantes de los 27 países que asistían a los actos. "El crimen del genocidio
reza el llamamiento, "no puede ser olvidado, sea quien fuera su autor, debe ser juzgado y debe convertirse en una advertencia para las generaciones contemporáneas y las venideras".
Ésta era una alusión a la guerra en los Balcanes y a otros conflictos que en estos días, como el de Chechenia, estremecen al mundo. "Confiamos y expresamos la esperanza de que a finales del siglo XX se creen -unos instrumentos que garanticen la solución pacífica de todos los conflictos", proclamaron los firmantes del documento.
El premio Nobel de la Paz, ex preso de Auschwitz y representante del presidente de Estados Unidos, Elie Wiesel, llamó a los pueblos del mundo a luchar contra el fanatismo, el terrorismo y a frenar el derramamiento de sangre. Wiesel, escritor e inventor de la palabra "holocausto" (exterminio masivo de los judíos durante la Segunda Guerra Mundial), evocó, emocionado, "el grito de las madres y de los niños judíos" conducidos, desnudos, a las cámaras de gas. Wiesel" como en los días previos a las ceremonias, subrayó el carácter especial de la tragedia del pueblo judío, condenado por la Alemania nazi al exterminio masivo y sistemático. "No todas las víctimas fueron judíos, pero todos los judíos fuimos víctirnas", dijo.
"Si la voz de los millones de seres humanos aniquilados en Auschwitz pudiera unirse en una sola voz, se convertiría en la más clamorosa advertencia que hoy día puede dirigirse a la humanidad", afirmó el presidente del Comité Internacional de Auschwitz, el barón Maurice Goldstein. En su intervención, Goldstéin mencionó, el único de forma directa, las "purgas étnicas en la antigua Yugoslavia". [Desde Bruselas, el nuevo presidente de la Comisión Europea, Jacques Santer, hizo un llamamiento a los europeos para que "no olvidaran jamás las atrocidades cometidas en Auschwitz y para "salvaguardar los valores de la democracia", informa France Presse.]
La tragedia del pueblo judío en Auschwitz y en otros campos la evocó el presidente polaco, Lech Walesa. La prensa había criticado al jefe del Estado polaco por no haber hecho ninguna alusión al holocausto el jueves durante la inauguración de las ceremonias en Cracovia.."El camino que hemos recorrido", declaró Walesa en Auschwitz, "es un viaje simbólico. Es el camino del martirio de los pueblos, del pueblo judío en particular".
El presidente alemán, Roman Herzog, evitó ayer hacer declaraciones. "Todo lo que hemos vivido ayer y hoy no permite declaraciones políticas", dijo. "Nosotros simplemente debemos tener un poco de tiempo para que el luto que hemos vivido cale hondo en nuestros corazones", declaró el presidente. Herzog señaló que el odio entre pueblos y religiones "tiene su inicio en los lernas".
"Nunca seremos asesinos"
En las ceremonias de Auschwitz participó también el presidente del Knset israelí,- Shevach Weiss. Weiss pronunció su discurso en yídish, el idioma que hablaban los judíos de Europa central. Weiss aseguró: "Nunca más dejaremos asesinarnos y nunca seremos asesinos".
El campo de exterminio nazi de Auschwitz fue organizado en, 1940 por orden de las autoridades de la Alemania nazi. Era concebido como un campo de trabajo, al que al principio se mandaba a los presos políticos polacos que no cabían ya en las cárceles del III Reich.
En 1942, tras la decisión de las autoridades alemanas de proceder al exterminio masivo de los 11 millones de judíos que vivían en ese entonces en la Europa ocupada por Hitler, al. lado de Auschwitz se construyó el inmenso campo de exterminio de Bikernau. Ahí, en una superficie de 175 hectáreas, en 300 barracones, vivían y eran exterminados los presos, en su mayoría judíos. Cuatro crematorios, integrados con cámaras de gas, permitían asesinar a 8.000 personas en media hora. Ahí encontraron la muerte 960.000 judíos, 75.000 polacos, 20.000 gitanos, 15.000 soviéticos y 12.000 víctimas de otras nacionalidades. Su pelo se utilizó con fines industriales, sus dientes y sus anillos de oro se fundieron en lingotes. Sus relojes y efectos personales eran regalados a los seguidores de Hitler.
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