Los adolescentes están informados sobre el sida y los anticonceptivos, pero no evitan los riesgos
La información no basta para cambiar los comportamientos de los adolescentes. Conocen perfectamente cuáles son las vías de transmisión del sida y también conocen cómo evitar un embarazo; sin embargo, muchas veces incurren en conductas de riesgo, tanto de contagio como de embarazo no deseado. La falta de conciencia de riesgo y la dificultad de acceder a los métodos anticonceptivos seguros son las dos causas principales de esa situación. La vergüenza a la hora de comprar una caja de preservativos o de acudir a un centro de planificación familiar sigue siendo un obstáculo importante, a pesar de todas las campañas de información.En los últimos anos se ha incrementado espectacularmente el uso de preservativos entre los jóvenes, pero no siempre se emplean de modo adecuado ni en todos los momentos de riesgo.
El 75% de los escolares de entre 14 y 19 años de la ciudad de Barcelona que han tenido relaciones sexuales han usado el preservativo en su primera relación sexual, según una encuesta efectuada por la unidad de adolescentes de la clínica Dexeus sobre un total de 3.139 jóvenes. Pero hay un preocupante 30% que no usa métodos anticonceptivos seguros frente al sida, y una parte importante del 70% que usa regularmente preservativo en sus relaciones no lo hace correctamente.
"El problema es que los mensajes que les damos no son idóneos para su situación. Por ejemplo, les decimos que procuren conocer a su pareja antes de tener una relación, pero en ese momento su urgencia no es conocer a la chica o al chico, sino el amor", indicó ayer Rosa Ros, del Centro de Información y Asesoramiento para Jóvenes de la ciudad de Barcelona. A pesar de que 9 de cada 10 adolescentes se muestran convencidos de que usarían el preservativo si la pareja se lo pidiera y también están dispuestos a pedirlo ellos mismos, el 50% no estaba, sin embargo, dispuesto a rechazar una relación por el hecho de no disponer de un preservativo.
"En general, los adolescentes no tienen una conciencia del riesgo adecuada a la realidad. Piensan que a ellos no les va a ocurrir. La conciencia de riesgo la adquieren con la propia experiencia, pero esa experiencia muchas veces ya implica un riesgo", añade. Rosa Ros.
El Instituto Municipal de Salud de Barcelona desplegó durante 1993 un programa en 17 centros escolares de la ciudad para cambiar la conducta de los adolescentes frente al sida y al peligro de embarazos no deseados. "La evaluación del programa permitió averiguar que el nivel de información de los adolescentes alcanza una puntuación de 90 en una escala de l00", explicó Elia, Díez, en una sesión celebrada ayer en el hospital de la Esperannça. "En cualquier caso, la intervención para modificar las conductas debe hacerse antes de la primera relación sexual". La intervención debe incluir tanto recursos personales como un acceso fácil a servicios que les proporcionen preservativos.
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