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Griñán propone un pacto por el empleo consistente en aumentos salariales inferiores a la productividad

El ministro de Trabajo, José Antonio Griñán, propuso ayer a empresarios y sindicatos un pacto por el empleo que consista en aumentos salariales inferiores a los incrementos de la productividad. Griñán hizo esa sugerencia a los agentes sociales para que 1995 sea "el año de la recuperación económica y también de la estabilidad en el empleo". Pese a que, una vez más, hizo una cerrada defensa de la reforma laboral, facilitó datos que prueban la precariedad del mercado laboral: en 1994 se firmaron 144.777 contratos fijos de un total de 5.939.185 colocaciones; es decir, el 2,4%.

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Griñán, en una conferencia de prensa convocada para analizar de nuevo los datos del paro registrado en el Inem de 1994, destacó que el desempleo se haya reducido, por primera vez, en el año que comienza la recuperación económica y con un incremento del producto interior bruto del 2%. La reducción del paro en 149.013 personas permite que los responsables del Ministerio de Trabajo sean "profundamente ambiciosos" para 1995 y años posteriores y estiman que, "como mínimo", se crearán 1.000 empleos diarios.El titular de Trabajo cree que ese acusado descenso del paro en 1994 se ha debido a Ia reforma laboral, a que todos los objetivos de política económica se han centrado en el empleo y a la moderación salarial" pactada en los convenios del año pasado.

Para que esa situación continúe en 1995 y en años futuros, propuso "informalmente" a patronal y sindicatos que logren un pacto cuyo objetivo sea el empleo. Su recomendación consiste en una moderación salarial que no agote los incrementos de productividad. El excedente se debe destinar a mantener o incrementar el empleo, a reducir el tiempo de trabajo y a I+D (investigación y desarrollo). Griñán asegura que "1995 es el momento para que el flujo de colocaciones temporales se estabilice". Eso se consigue según sus palabras así: "La economía debe aumentar el volumen y la calidad del capital privado mediante la incorporación de nuevas tecnologías e investigación, y para ello es necesario que el dinero sea barato. También hay que mejorar el capital público y el capital personal, a través de la mejora de la formación profesional".

El ministro de Trabajo, que explicó también su propuesta en las jornadas organizadas por The Economist, cree que esa tarea se debe distribuir entre los agentes sociales y el Gobierno. A empresarios y sindicatos adjudica la responsabilidad de la moderación salarial y al Gobierno, la formación profesional y las políticas activas: política industrial y fomento de las infraestructuras y las telecomunicaciones.

Grifián preciso que la moderación salarial no debe consistir en reducción de sueldos, porque ello deprimiría el consumo. Y descartó también que se vaya abundar en la reforma laboral, como ha propuesto de nuevo Convergència i Unió.

Por su parte, el secretario de acción sindical de UGT, José Luis Daza, cree necesario afrontar con el Gobierno y los empresarios "tres grandes acuerdos": Cómo reducir el déficit público, las tasas de inflación y los tipos de interés; cómo relanzar las políticas activas, y cómo aplicar en las empresas la reforma laboral. El sindicalista, precisó que los dos primeros pactos tendrían carácter tripartito y el tercero estaría limitado a los sindicatos y a la patronal.

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