Todos a la carcel
Como libertario no puedo estar absolutamente a favor. Pero en fin, mi tolerancia permite que todo el mundo intente hacer lo que pueda y quiera para mejorar su superviviencia. A mí me gusta hacer determinadas cosas, más o menos raras, con las señoritas y hay, a quien le gusta desvalijar bancos o hacer actos que se consideran ahora muy punitivos. Que estén en el cárcel o no los individuos -que realizan estos actos es una cuestión de unas leyes con las que no comulgo mucho. Por ejemplo, yo estoy en contra de la existencia de las prisiones, como demostré, en Todos a la cárcel, desgraciadamente premonitoria: de todo lo que ocurre ahora, lo que impide su proyección actual. Ahora bien, lo único que resulta singular es que en el Siglo de Oro, estas picarescas producían espléndidas y universales obras literarias. Sin embargo, las de hoy no pasan del límite, muy respetable por otro lado, de los medios de comunicación.
Babelia
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