Argel, destino maldito
O. M. Para muchos franceses, Argelia sigue siendo la prolongación, de su país en la otra orilla del Mediterráneo. Ese espejismo no sólo se mantenía gracias a los viejos Renault, Citroën y Peugeot que ruedan por la calles argelinas sino, sobre todo, por los paneles informativos de los aeropuertos de París y Marsella. Hace tan sólo cuatro años la compañía Air France mantenía 22 vuelos diarios con distintos destinos argelinos: Orán, Constantina, Annaba, Tiemcen, Biskra, Djanet y Argel.
En el momento de producirse el secuestro del Airbus, el espejismo había sido reducido a la condición de símbolo precario: sólo dos vuelos diarios entre París y Argel, y otros semanales a Orán y otras poblaciones sobrevivían a la crisis política y económica que atraviesa Argelia.
En 1990 se suprimieron 10 de los 22 vuelos por falta de rentabilidad y a partir de septiembre de 1993 y de la guerra abierta entre el GIA (Grupo Islámico Armado) y los extranjeros se fueron reduciendo las otras líneas de frecuencia diaria. Air France redujo al mínimo la presencia de personal en Argelia y organizó los vuelos de manera que los aparatos nun4pa pasasen la noche en suelo argelino. Ahora, el n1inistro francés de Transportes, Bernard Bosson, ha ordenado la suspensión temporal de todas las comunicaciones por aire y mar entre Argelia y Francia.
Al mismo tiempo, el Ministerio de Exteriores recordaba que sólo debían permanecer en Argelia aquellos ciudadanos franceses cuya "presencia fuese imprescindible". Esta supresión temporal de aviones y barcos no debiera prolongarse, pues la dimensión diplomático-simbólica de una ruptura definitiva de comunicaciones tendría consecuencias imprevisibles tanto para los ciudadanos franceses, que viven en el país africano y consideran los aviones tricolores como garantía en caso de evacuación precipitada, como para los gobiernos.
En la actualidad sólo Air France, Alitalia e Iberia siguen volando a Argel.
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