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Crítica:DANZA: FESTIVAL DE OTOÑO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Luz en las profundidades

Por segundo año consecutivo, el programa Danza en el Metro facilitó que algunos creadores de danza contemporánea española mostraran trabajos originales y frescos. El programa tuvo su presentación en las nuevas y flamantes instalaciones de las cocheras de Miguel Hernández, en Vallecas, donde se alternaron las cuatro piezas en un algo caótico ir y venir de gente entre vagones, cables y un cruelmente arisco suelo de hormigón donde se veían obligados a evolucionar los artistas. Aquello fue una fiesta y propiamente, para disfrutar las coreografías en días sucesivos hubo que pasear por Ventas, Callao, Sol, Embajadores y Plaza de España.Mérito al que lo tiene: quien primero en España bajó a una estación de metro y creó coreografías para un espacio tan insólito fue la catalana, Avelina Argüelles en 1981, en la céntrica estación barcelonesa de Muntaner; allí se vio aquella vez Zapatos: seducción en el metro, donde la irregular pero sin duda inspirada coreógrafa ya se hacia acompañar de un jovencísirno pero prometedor Joaquim Sabaté. Conviene también recordar que la primera obra creada por Ramón, Oller, y que dio nombre a su compañía, fue precisamente Metros, cuyo argumento eran estación, andenes y vagones.

Danza en el Metro

Bulería: Teresa Nieto / Jorge Pardo; Cuadro de una mujer fea: Carmen Werner / Romain Ponsot; Diario: Elena Alonso / Pedro Elías; Pa'Cuenca. Flamenco con-fusión: compañía Contratiempo. Director del proyecto. Antonio Palazón. Estaciones del metro de Madrid. Del 7 al 11 de noviembre.

Muchos años han pasado y las piezas de hoy son más complejas, con otra ambición y perspectivas estéticas. Muy interesante el proceso creador de Teresa Nieto, que ahonda en el lenguaje intercomunicado de lo propiamente contemporáneo con el acento racial español. Igual interés despertó Carmen Werner con una pieza dura e intimista, ambigua y golpeante, en la que el vestuario femenino igualaba a los intérpretes de ambos sexos en un tercer estadio lleno de duda, golpes y tensión: el argumento no es nuevo para esta coreógrafa, que se interesa profundamente en las relaciones íntimas.

Las chicas de la compañía Contratiempo, con la música de flamenco en directo, provocaron entusiasmo, risas y un estado de divertimento que quizás es el más adecuado para quien transita apresuradamente entre una línea y otra dentro del tubo.

Elena Alonso hacía una propuesta con diálogos y un ininteligible argumento demasiado pesado y machacón para las circunstancias. Lo que está claro es que la nueva danza española recibió del más que poderoso Festival de Otoño apenas unas migajas bajo las alcantarillas, mereciendo como merecen salir un poco más a la luz.

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