Menem, dispuesto a comprar las Malvinas
El 2 de abril de 1982, el general Leopoldo Galtieri ordenó la invasión de las islas Malvinas despreciando la voluntad de sus habitantes igual que se había mofado de la democracia argentina y perseguido a sus militantes. La irresponsable valentonada de la junta militar, que trataba de perpetuar la dictadura con una reconquista de vuelta al ruedo, acabó en descalabro 74 días después. Más inteligente, y respetuoso con uno de los requerimientos fundamentales de Londres, la voluntad de los 2.200 isleños ante todo el presidente Carlos Menem se muestra dispuesto a comprarla. "¿Acaso Estados Unidos no compró Alaska a los rusos?", recordó el lunes.El ministro de Exteriores, Guido di Tella, admite que su Gobierno aceptaría algunos desembolsos, "cientos de miles de dólares por persona", a cambio de cesiones en la soberanía de los territorios insulares, y el de Economía, Domingo Cavallo, piensa que para una operación de ese calado no sería difícil conseguir créditos en el exterior a muy largo plazo.
Los encuestadores Ben Paige y Andrew Cubie, de la consultoría británica Mori, recorrieron estos días la capital de las islas, Puerto Stanley (Puerto Argentino), recabando la disposición de su población al trueque.
Si Argentina pagara al contado por la soberanía, "¿cuánto dinero está usted dispuesto a aceptar?", vino a ser la pregunta en bruto. Los kelpers pudieron elegir entre cuatro respuestas: desde los 187 millones de pesetas como máximo, al cambio actual, al rechazo de cualquier tipo de gratificación económica. Fuentes de la cancillería negaron haber encargado este sondeo. "Pero si hubiéramos sido nosotros tampoco lo podríamos decir", señalaron. Por su parte, los misteriosos Paige y Cubie invocaron el código de conducta de la Sociedad Británica de Investigaciones y Mercados para ocultar la identidad de su cliente.
Wendy Teggart, miembro del Consejo de Gobierno de las Malvinas, cree conocerla: "Todos sospechamos que es el Gobierno argentino el que encarga la encuesta. ¿Quién más se preocuparía por saber si estamos dispuestos a vender nuestra soberanía?". Y de sus palabras se infiere que la tentación ha establecido ya una cabeza de puente: "La gente habla de esto en los bares, hablan de qué podrían hacer con el dinero, pero piensan también que Argentina no tendría dinero suficiente para acometer los pagos".
Las islas del Atlántico Sur, donde faenan arrastreros gallegos con concesiones británicas, y en una de cuyas cuencas parecen existir yacimientos petrolíferos comparables a los de Arabia Saudí, según un sondeo de prueba, constituyen una aspiración irrenunciable de los argentinos desde el siglo pasado. Menem ha evolucionado desde posiciones más belicosas: en su periplo europeo de 1988 como candidato a la presidencia propuso embargar bienes de la Corona británica y un año después se alzaba contra "los piratas del Mundo". "No sé cuánta sangre tendremos que derramar", dijo, "pero nuestro territorio volverá al poder del pueblo argentino". Menem admite que se conversa sobre distintas alternativas, una de ellas la indemnización.
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