Un indulgente retrato generacional
Se anunciaba como la primera aproximación hispana a la tan mentada generación X y se queda en un intento de actualización de las comedias del tipo Tigres de papel -tal vez la presencia como actor, de Fernando Colomo no es una casualidad- lo que tampoco está nada mal en un cine que vive tan de espaldas a la realidad como el nuestro. Se la querría fresca y desenvuelta, pero resulta a veces excesivamente discursiva, culpa sobre todo de un guión poco trabajado. Se la debería pretender crítica y en este aspecto roza la autocomplacencia. En fin, hubiese merecido actores de más enjundia, pero se queda también en esto a medio camino.Todo es mentira cuenta la historia de cuatro parejas de jóvenes veinteañeros. Una, la protagonista, está compuesta por Coque Malla, centro y gancho del filme, un Peter Pan sin oficio ni beneficio, y por Penélope Cruz, una traductora de italiano con un turbio pasado de amantes a pesar de su juventud Otra la componen un saxofonista (Claudio Salmerón) y una publicitaria (Irene Bau); la tercera la forman un novelista marginal (Jordi Molla) que vive con una aspirante a poeta (Cristina Rossenvinge), y la última está compuesta por un maduro profesor (Colomo) y una chica con terror a quedarse embarazada (Mónica López). Por ahí pululan una encuestadora conocida por La Sucia (Ariadna Gil) y un drogota sablista (Javier Manrique).
Como se ve, pretensiones de globalidad no le faltan a la película. El filme cuenta los problemas de estos jóvenes, y lo que de él resulta es un involuntariamente demoledor retrato de grupo con obsesiones. Involuntario, porque Álvaro Fernández Armero, su debutante director, no pretende juzgar a sus personajes -más bien al contrario: su descripción del protagonista es algo complaciente-, sino mostrar cómo se comportan sus criaturas, sus filias, sus celos, sus miedos mal ocultados. No obstante, el filme llega a tiempo para desatar un debate sociológico que no es otro que el de la filiación -política, ideológica- de la tan mentada generación X.
No es la intención de este cronista opinar aquí y ahora sobre si los X son tan conservadores, moralistas y machistas como el filme los pinta, ya habrá ocasión de volver sobre él en su inminente estreno, pero en este apunte a vuela pluma sólo resta consignar en el haber de Fernández Armero su buena disposición para el género y la habilidad para hacer que algunas actrices -Cruz, Gil y Pérez- estén perfectamente acopladas a sus personajes. Lo que no se puede decir, y es una pena, del protagonista máximo, sobre cuyas dotes como músico y compositor este servidor guarda humildemente silencio.