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Cosquillas al planeta gigante

En un planeta como la Tierra, el impacto de uno de los fragmentos cometa Shoemaker-Levy, habría sido devastador. "No estaríamos aquí hablando. Pero a Júpiter, con una masa 318 veces superior a la de la Tierra, no le provocan ni cosquillas", dice el astrónomo francés Patrice Bouchet, del Observatorio Europeo Austral (ESO) en La Silla (Chile).

Entusiasmados, con pocas horas de sueño, los astrónomos de ESO están constantemente pendientes de los impactos visibles desde el Hemisferio Sur. En la Silla se han alterado las rutinas de observación y se han unido al trabajo varios astrónomos visitantes para la ocasión. Bouchet explica que, estudiando las colisiones, pretenden averiguar de qué esta hecho el interior de Júpiter: "Los estudios de diferencia de temperatura nos informan sobre las ondas sísmicas que atraviesan el planeta y así sabremos si en el centro hay núcleo o gases más densos".

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El calendario previsto para los impactos se está cumpliendo con un margen de error de pocos minutos, que está dentro de lo normal, sostiene Bouchet. Pero el espectáculo del suicidio del cometa contra Júpiter ha sido mayor de lo previsto. El impacto de todos los fragmentos, salvo el B, ha dejado huellas como de gigantescas manchas de acné en Júpiter, que han sido observadas desde Chile tanto en el espectro visible como en el infrarrojo. El fragmento F dejó una mancha de un diámetro de unos 100 mil kilómetros, mayor que la Tierra.

Tamaño justo

Que el impacto haya sido muy intenso no significa que el fragmento sea de mayor tamaño. "Un trozo muy grande, caería más profundo dentro de la atmósfera de Júpiter y se verían menos efectos desde el exterior", explica Bouchet. El impacto de un fragmento pequeño sería insignificante en la masa de Júpiter y no sería visible. Los fragmentos tienen que ser de un tamaño intermedio, de alrededor de un kilómetro, para que se vean bien, dice.Los astrónomos, en una especie de carrera de relevos, están colaborando a través de una red informática mundial. Los datos y las imágenes captadas son enviadas inmediatamente, por correo electrónico, a todos los observatorios que están pendientes de Júpiter. Pero los principales resultados científicos van a tardar un poco. Bouchet estima que en unas dos semanas estará determinada la altura, fuerza y tamaño de cada impacto.

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