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Crítica:DANZA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El árbol del estilo

La discreta producción de Giselle del Ballet de Euskadi ha mejorado algo desde su estreno, hay más control en el cuerpo de baile a pesar de que planean sobe el montaje los problemas del rigor estilístico: el romántico tiene un eje inviolable en el acento y la intención, la mesura del despliegue técnico y los detalles de la mímica.Toda revisión coreográfica debe tener en cuenta la época, de gestación, y aunque hoy se baile evolucionadamente, el efecto clásico debe llegar al espectador precisamente a la sombra del árbol del estilo y del sutil control de las espectacularidades.

Hay que mirar estas representaciones además por su significado menos oculto: la invitación a bailarines españoles que desarrollan su carrera en el extranjero como Arantxa Argüelles y José Carlos Martínez, y el deseo expreso de que el ballet clásico perviva en el Estado español al menos así, que no es lo que debe ser.

Ballet de Euskadi

Giselle. Coreografía: Coralli-Perrot-Petipa-Martí; música: Adolph Adam. Artistas invitados: Arantxa Argüelles y Martin James (del Real Ballet Danés). Dirección artística: Rafael Martí.Teatro de Madrid, La Vaguada. 15 de julio.

Arantxa Argüelles y Martin James tuvieron el viernes un feliz segundo acto, mucho más ajustado en formas y estilo que el primero. Siempre a remolque con unos tiempos musicales invertidos a la lógica y dinámica de la lectura coreográfica, la pareja del neozelandés y la maña dio de sí en las escenas espectrales.

Por esas paradojas del ballet, Argüelles borda la escena de la locura al final del primer acto, lo que, a priori, nadie aseguraría; la hace creíble y en música, lo que es mérito nada desdeñable, pues se apoya en su talento actoral aún por desarrollar plenamente y no en una técnica que ella sabe segura y limpia, pero algo contenida esta vez, y eso, para el balletómano de pro y a primera vista, sabe a poco.

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