La sombra de Mariel
La sombra de Mariel planeaba ayer sobre La Habana tras la entrada de 114 cubanos en la residencia del embajador de Bélgica en Cuba. Fuentes diplomáticas se mostraron ayer temerosas de que, si no se resuelve rápidamente la situación, el problema se enquiste y se extienda a otras embajadas, fundamentalmente las latinoamericanas que, a diferencia de las europeas, sí reconocen el derecho de asilo.
Pese a este temor, hasta el domingo ningún embajador había pedido ayer el refuerzo de la guardia frente a sus residencias ni embajadas, y la situación era normal en toda la capital, incluso en la Embajada de Perú, donde en 1980 se metieron 10.865 personas.
El incidente comenzó el 1 de abril de 1980, cuando un grupo de seis cubanos irrumpió en un autobús en la Embajada para pedir asilo político. Durante el incidente murió uno de los guardias que custodiaba la sede, lo que posteriormente provocó, una vez que Perú diera asilo a los refugiados, que el régimen de Fidel Castro retirase la custodia de la Embajada e informase a través de la prensa de esta situación. En dos días entraron en la Embajada del Perú 10.865 personas, y dos semanas después, el 20 de abril, quedó abierto oficialmente el puerto de Mariel, por el que abandonaron la isla 125.666 cubanos, en un plazo de cinco meses, en yates y barcos procedentes de Miami.
En esta ocasión, e Gobierno cubano no ha retirado la custodia de la misión diplomática, ni ha fomentado la entrada de sus ciudadanos en la Embajada belga. Por el contrario, el canciller cubano dejó abierta la posibilidad de que el incidente hubiese sido "fomentado o alentado", ya que es muy improbable que en La Habana, una ciudad donde casi no hay autobuses, 114 personas lleguen al mismo tiempo a una embajada y entren espontáneamente. Algunos diplomáticos occidentales están preocupados, pues, en las condiciones de crisis económica aguda que soporta la población de la isla, esto puede provocar una situación explosiva.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.