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Científicos de EE UU abogan por un giro radical en el estudio del sida

Destacados científicos norteamericanos creen que ha llegado el momento de dar un giro radical en la investigación sobre el sida. El esquema de hace una década, según el cual lo complicado iba a ser la identificación del virus, porque la vacuna llegaría después casi obligatoriamente, choca con la tozudez de la realidad: 13 años después del reconocimiento del sida como enfermedad, no hay ninguna vacuna ni tratamiento que luchen eficazmente contra el virus. Ya en los últimos años había cundido una cierta sensación de fracaso y de desánimo en Europa y Estados Unidos. La novedad reside ahora en el diseño de las líneas generales del cambio.Bernard Fields, presidente del Departamento de Microbiología y Genética Molecular de la Harvard Medical School, publicó el pasado jueves, en. la revista Nature, sus reflexiones sobre la necesidad de una nueva orientación de la lucha contra el sida, reflexiones previamente discutidas y consultadas con otros científicos relacionados con la investigación y el tratamiento de la enfermedad. Según el doctor Fields, es urgente ampliar la comprensión sobre el proceso del VIH y hacer más anchos los límites que han delimitado hasta ahora la tarea de los investigadores. "En la primera década después del descubrimiento del sida se ha desarrollado, con éxito considerable, una investigación básica y clínica del virus y de la enfermedad. Ahora hace falta que entendamos la biología de base del VIH, el virus que causa la enfermedad. No sabemos todavía cómo entra el virus en la célula", afirma Fields.

Reorientar esfuerzos

El optimismo con el que en determinado momento se afrontó el combate contra el sida, señala Fields, estuvo determinado por la aplicación de un esquema utilizado con éxito contra otras enfermedades, como la polio: aislar el virus, desarrollar una vacuna y prevenir la enfermed ad. Pero este virus, subraya Fields, es mucho más complicado que el de la polio, y no será posible tener un tratamiento eficaz sin entender antes sus mecanismos. Por esta razón, Fields propone reorientar el esfuerzo económico que la Administración norteamericana dedica a la investigación del sida (176.800 millones de pesetas en 1994) hacia las incógnitas biológicas del virus: su irrupción en la célula, el largo periodo de latencia que atraviesa antes de provocar la enfermedad y el ritmo de sus cambios y mutaciones.

El cambio de estrategia, en opinión de Fields, debería afectar también a los programas de tratamiento y a las medicinas que se administran a los enfermos de sida. Ya desde el pasado verano, los científicos norteamericanos reconocieron lo acertado del estudio europeo Concorde, que puso en duda la eficacia del AZT, el DDC y el DDI. Pero la inercia y la falta de alternativa hacen que se siga gastando dinero en unos programas "con escasa o nula racionalidad científica", según Fields.

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