Los 160 misioneros españoles de Ruanda y Burundi ganan el premio Príncipe de Asturias
"Nos dan un galardón por haber hecho nuestro trabajo", dice la monja Pilar Espelosín
Las misiones españolas en Ruanda y Burundi obtuvieron ayer el premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en su décimocuarta edición. Con este galardón se reconoce la labor humanitaria desarrollada por esas comunidades en un país sometido a una guerra fraticida y el coraje de las religiosas, que, con riesgo de su vida, mantuvieron informada a la opinión pública a través del teléfono. El fallo hace una mención especial de Pilar Díez Espelosín, la monja que ayer, entre la algarabía de las felicitaciones, se sorprendía por el premio: "Sólo hacemos nuestro trabajo".
El premio Príncipe de Asturias está dotado con cinco millones de pesetas y la reproducción de una escultura de Joan Miró. La candidatura premiada obtuvo ocho votos, y dos la del Círculo de Lectores, que fue finalista junto a la colección Adonais de poesía.En su fallo, el jurado subraya la labor de las misiones españolas en Ruanda y Burundi que "han conmovido hondamente a la opinión pública, informándola con gran riesgo de la tragedia". Las misioneras fueron capaces de contar al mundo las matanzas que se estaban realizando en Kigali y en su propia misión mientras atendían a los heridos y ponían en riesgo su propia vida.
El acta destaca asimismo el comportamiento humanitario de estos colectivos religiosos, que emblemáticamente el jurado personifica en la hermana Pilar Díez Espelosín, de la Congregación de Jesús, María y José, al tiempo que se expresa un "reconocimiento de la heroica labor de los cooperantes laicos".
A juicio de los jurados, las misiones reflejan "valores de moral humana y solidaridad que son un ejemplo excepcional ante la sociedad actual". Las misiones galardonadas suman la veintena. Según Europa Press, en Ruanda había antes de los disturbios un centenar de misioneros, mientras que en Burundi permanecen sesenta.
Al galardón concurrieron más de 30 candidaturas de España e Latinoamérica. De ellas, seis se configuraron como prefinalistas: las misiones premiadas; el obispo Pedro Casaldáliga; el vicepresidente de Televisa, Jacobo Zabludovsky; la editorial Círculo de Lectores; la colección de poesía Adonais; y el periodista, defensor de los niños pobres, Gilberto Dimenstein. Tres llegaron a la última votación: la candidatura finalmente premiada, Círculo de Lectores y la colección Adonais.
El jurado estuvo formado por Domingo García Sabell, que fue designado presidente; Carlos Luis Alvarez Cándido, quien propuso la candidatura finalmente galardonada; Jesús de la Serna, Antonio Colinas, Bernardo Fernández, Javier Gómez Cuesta, Alberto Hidalgo Tuñón, José María Martín Patino, Amelia Valcárcel y Jorge Fernández Bustillo.
Domingo García Sabell, escritor, delegado del Gobierno en Galicia y presidente del jurado, expresó ayer la oportunidad del galardón, que a su juicio "reconoce la labor heroica de estos colectivos, negándose a abandonar a los enfermos, a los que estaban matando a machetazos, y cuando los propios miembros de la misión estaban amenazados, también, de ser degollados". A juicio de Sabell, junto a este heroísmo, "hay que destacar lo que ello tiene de ejemplar para la sociedad española y la occidental en general, llena de egoísmos, de personalismos y de un excesivo culto al dinero. De pronto, uno se encuentra con un enorme colectivo que se están jugando la vida callada y heroicamente".
Para Carlos Luis Álvarez, que propuso la candidatura, los miembros de las misiones, al narrar para las emisoras de radio, con riesgo de su vida, las matanzas en el momento en que se estaban produciendo, han protagonizado "un suceso de comunicación de carácter universal, casi perfecto, justo en el momento en que estaban ocurriendo los hechos y con la austeridad y elocuencia necesarias".
No todas las voces fueron ayer de alegría. El padre Manuel Morte, de la Orden de Padres Blancos, puso la nota agridulce al declarar a Efe que le dolía que sólo se hable de la labor de los misioneros cuando ocurren cosas como éstas. Para el provincial de los Mercedarios, Juan Laca, sin embargo, la concesión del premio "es hacer justicia al trabajo callado de los misioneros".
Ayer mismo, los dos aviones Hércules del Ejército del Aire español que, desde el pasado día 14, han efectuado operaciones de salvamento en Ruanda dieron por finalizada su misión de evacuar a ciudadanos europeos atrapados por la guerra y regresaron a España, adonde tienen previsto llegar hoy.
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